...que lo de las hiperventilaciones no es más que una ilusión y lo de su reciprocidad una gran chaqueta mental.
mi hiperchaqueta mental.
sólo mía.
y no le doy a nadie
(tampoco es que nadie quiera, cierto).
no tendría importancia ni justificación si hoy no fuera hoy.
la cosa es que hoy estoy triste y lo eché de menos.
mañana, si el ánimo da, puedo intentar la de cantar toda una balacera que mate al olvido con Mi Banda. ayer hicimos nuestra primera canción. quedó linda.
Friday, November 02, 2007
Sunday, October 21, 2007
Hiperventilados
será cierto que la correspondencia es automática, recíproca y respuesta de fuerza directamente proporcional a la energía del primer pensamiento?
si así funciona, él me piensa —por lo menos— un chingo.
tantas veces como respira.
tantas como yo multiplico mis respiraciones en la búsqueda ansiosa de su olor...
tantas como yo cierro los ojos en cada intento de reconstruir su recuerdo... aunque hayan pasado pocos días desde la última vez que lo vi.
sobre todo cuando ha pasado poco tiempo.
sobre todo cuando apenas empiezo a lidiar con su ausencia.
si así funciona, él me piensa —por lo menos— un chingo.
tantas veces como respira.
tantas como yo multiplico mis respiraciones en la búsqueda ansiosa de su olor...
tantas como yo cierro los ojos en cada intento de reconstruir su recuerdo... aunque hayan pasado pocos días desde la última vez que lo vi.
sobre todo cuando ha pasado poco tiempo.
sobre todo cuando apenas empiezo a lidiar con su ausencia.
Friday, October 05, 2007
Ah, el feisbuk
me atacó la feisbukmanía y me dio por buscar viejos fantasmas... fue más o menos buena idea. me encontré a una amiguita de la primaria a la que se llevaron a vivir a vancouver cuando teníamos como 7 años. y al ex novio prohibido. y a su actual novia que sólo me prohibe a mi. osh.
y empecé a meter un montón de nombres de personajes importantes desaparecidos. no encontré a ni uno. deben ser medio ñoños, abogados, contadores... ni han de saber qué es el feisbuk.
Manuel tampoco ha de saber. O igual sí, igual donde están los muertos se sabe todo. Yo de pronto me caché buscándolo. primero pensé que qué mensa... que cómo se me ocurre. luego pensé que qué lista: es el único inofensivo, el único del que tengo certeza que no va a estar.
y empecé a meter un montón de nombres de personajes importantes desaparecidos. no encontré a ni uno. deben ser medio ñoños, abogados, contadores... ni han de saber qué es el feisbuk.
Manuel tampoco ha de saber. O igual sí, igual donde están los muertos se sabe todo. Yo de pronto me caché buscándolo. primero pensé que qué mensa... que cómo se me ocurre. luego pensé que qué lista: es el único inofensivo, el único del que tengo certeza que no va a estar.
Wednesday, October 03, 2007
Unas por otras
Todo va.
durante estos dos meses he reído a solas mientras veía en la tele a 4 viejas mensas comentar cuanta babosada se les ocurrió.
he llorado viendo Titanic.
me he enojado al punto de gritar (sin llanto) lo que me molesta.
me he entristecido por la distancia interpuesta por mis amiguetes de mentes y tripas atribuladas.
y les he reclamado.
también me he puesto de buenas con sólo abrir las persianas y ver que hace una mañana lo suficientemente soleada para creer en mi traffic dharma.
he hablado de lo que nunca, me he dolido de esos golpes y durante un par de caídas —con límite de tiempo— me he reconocido víctima. y sí, me he azotado. durísimo.
he recibido tres o cuatro zapes para reaccionar, dejar lo pasado atrás y ocuparme de resolver lo de hoy y lo que viene. de muy buena gana los recibí, y con el alma los agradezco, oiga.
lo mejor es que sé que el letargo de mis emociones va de salida. reconozco la alegría que me inunda por cosas simples, y la tristeza que pasa de largo y se va porque permito que ocurra, sin pensarla demasiado.
he escuchado oráculos que saben de mi más de lo que yo veo tras estos cristales empañados de historias que me he inventado para darle una manita de gato a mi humanidad magulladona, la verdad. y me he dado cuenta de que pues si, pero ni es pa tanto.
he reconocido el brillo en las miradas de quienes tienen algo que decirme y admito que los he usado, les he preguntado, los he escuchado con atención y me he dejado curar.
es verdad: sigo entrando en pánico si me piden que cante... pero por fin reconozco mayor el miedo a dejar de hacer cualquier cosa que me dibuje media sonrisa.
durante estos dos meses he reído a solas mientras veía en la tele a 4 viejas mensas comentar cuanta babosada se les ocurrió.
he llorado viendo Titanic.
me he enojado al punto de gritar (sin llanto) lo que me molesta.
me he entristecido por la distancia interpuesta por mis amiguetes de mentes y tripas atribuladas.
y les he reclamado.
también me he puesto de buenas con sólo abrir las persianas y ver que hace una mañana lo suficientemente soleada para creer en mi traffic dharma.
he hablado de lo que nunca, me he dolido de esos golpes y durante un par de caídas —con límite de tiempo— me he reconocido víctima. y sí, me he azotado. durísimo.
he recibido tres o cuatro zapes para reaccionar, dejar lo pasado atrás y ocuparme de resolver lo de hoy y lo que viene. de muy buena gana los recibí, y con el alma los agradezco, oiga.
lo mejor es que sé que el letargo de mis emociones va de salida. reconozco la alegría que me inunda por cosas simples, y la tristeza que pasa de largo y se va porque permito que ocurra, sin pensarla demasiado.
he escuchado oráculos que saben de mi más de lo que yo veo tras estos cristales empañados de historias que me he inventado para darle una manita de gato a mi humanidad magulladona, la verdad. y me he dado cuenta de que pues si, pero ni es pa tanto.
he reconocido el brillo en las miradas de quienes tienen algo que decirme y admito que los he usado, les he preguntado, los he escuchado con atención y me he dejado curar.
es verdad: sigo entrando en pánico si me piden que cante... pero por fin reconozco mayor el miedo a dejar de hacer cualquier cosa que me dibuje media sonrisa.
Saturday, July 28, 2007
Friday, July 27, 2007
Unos hablan y otros no
A mi Ex Roommie Consentida le hablan los libros.
Al Honorable Sapo Vengador, los animales.
A mi me habla la música...
Pero El Cineasta, que me vuela la cabeza en noches enteras de conversaciones y comparticiones varias, ese no me habla.
Y yo, en frecuentes ataques de ansiedad, ya creo haberlo hecho todo mal...
Quizá no debí enamoriscarme de un objeto de estudio (dicen que no es ético, chingao), quizá no debí charlar con él más allá de la entrevista profesional, ni escuchar todo eso (tanto) que tenía que decirme, ni entusiasmarme con que me compartiera los ires y venires de sus historias; desde luego, no debí sonreír cuando me contó que había terminado con su novia y jah, que no le dolía ni poquito (menos mal que él no me estaba viendo en ese momento), tampoco debí emocionarme la primera vez que se nos fue toda la noche sin darnos cuenta en volarnos la cabeza, ni la segunda, ni cuando me regaló el libro que le dije que habría querido leer hace muchos años, ni cuando me dio entre sonrisas (lo sé aunque no las viera) un montón de certezas que me dibujaron una sonrisotototototota que me duró un par de días... o un poco más. Tampoco mucho porque el tiempo y los trabajos y los viajes no nos ayudan nada... o no me ayudan a mi... diablos, ya no sé.
Creo que la parte buena de esto es que no me arrepiento de nada, aunque no haya debido.
Al Honorable Sapo Vengador, los animales.
A mi me habla la música...
Pero El Cineasta, que me vuela la cabeza en noches enteras de conversaciones y comparticiones varias, ese no me habla.
Y yo, en frecuentes ataques de ansiedad, ya creo haberlo hecho todo mal...
Quizá no debí enamoriscarme de un objeto de estudio (dicen que no es ético, chingao), quizá no debí charlar con él más allá de la entrevista profesional, ni escuchar todo eso (tanto) que tenía que decirme, ni entusiasmarme con que me compartiera los ires y venires de sus historias; desde luego, no debí sonreír cuando me contó que había terminado con su novia y jah, que no le dolía ni poquito (menos mal que él no me estaba viendo en ese momento), tampoco debí emocionarme la primera vez que se nos fue toda la noche sin darnos cuenta en volarnos la cabeza, ni la segunda, ni cuando me regaló el libro que le dije que habría querido leer hace muchos años, ni cuando me dio entre sonrisas (lo sé aunque no las viera) un montón de certezas que me dibujaron una sonrisotototototota que me duró un par de días... o un poco más. Tampoco mucho porque el tiempo y los trabajos y los viajes no nos ayudan nada... o no me ayudan a mi... diablos, ya no sé.
Creo que la parte buena de esto es que no me arrepiento de nada, aunque no haya debido.
Monday, July 23, 2007
El iPod tiene la culpa...
En un retiro necesario, al borde de un colapso nervioso, tras días de azote y somatización de altos niveles de estrés, escapo a un remanso en Morelos. Me desconecto, apago celulares, me recluyo en mi burbuja de paz, pienso las nubes, respiro el sol, palpo el aire...
Después, con una sonrisa que quisiera eterna, me doy el capricho de conectarme sólo a los audífonos de mi iPod en la infantil espera de un mensaje.
En una mezcla azarosa de melodías descubro mis raíces, mis acordes de niñez. Con un órgano electrónico setentero y una pandereta hippie... y una voz temblorosa y la imagen de un hombre de melena larga que yo entonces no conocía. Tal vez era el 79. Yo tendría cuatro años y una abuela regordeta, sonriente y de pelo corto y blanco... no, gris. Ahora sé (porque me lo han contado) que poco antes de que yo naciera, ella también solía teñírselo de rubio. Entonces yo no entendía de letras: tu nombre me sabe a hierba no me decía nada, nada más que una melodía, nada más que una tonada que hoy me remite a los años de remanso, paz y candidez de una vida sumamente corta.
Hoy me entra la duda de si Serrat me gusta sólo por estos recuerdos o si alguna vez, por ahí de los 18, en verdad me gustó lo que decía, si lo sentí... en realidad, estoy segura de que no lo habría vuelto a escuchar con atención si no hubiera sido por esos acordes viejos y capaces de mover hilos invisibles, inconscientes, del corazón, de unas tripas tan pequeñitas y despreocupadas, tan inocentes, tan sin dolor.
Mientras escucho viene a mi memoria la espera de los retornos de mi abuela. Sus enormes maletas abiertas en la larguísima mesa del comedor de su casa en el Desierto de los Leones. Los muñecos que salían de ella, la ilusión que me hacía que trajeran distintos outfits... y los vestidos y zapatos de mi tamaño que le hacían más ilusión a La Rubia Superior que a mi, las cosas como son.
Recuerdo también unos pequeños jabones cafés empacados en cajitas de plástico café transparentoso, tenían la forma de un hueso de mamey... pero no recuerdo su olor.
Y sin embargo sé que si oliera esa fragancia la reconocería al instante y me revolvería la cabeza y el corazón en una milésima de segundo.
Después, con una sonrisa que quisiera eterna, me doy el capricho de conectarme sólo a los audífonos de mi iPod en la infantil espera de un mensaje.
En una mezcla azarosa de melodías descubro mis raíces, mis acordes de niñez. Con un órgano electrónico setentero y una pandereta hippie... y una voz temblorosa y la imagen de un hombre de melena larga que yo entonces no conocía. Tal vez era el 79. Yo tendría cuatro años y una abuela regordeta, sonriente y de pelo corto y blanco... no, gris. Ahora sé (porque me lo han contado) que poco antes de que yo naciera, ella también solía teñírselo de rubio. Entonces yo no entendía de letras: tu nombre me sabe a hierba no me decía nada, nada más que una melodía, nada más que una tonada que hoy me remite a los años de remanso, paz y candidez de una vida sumamente corta.
Hoy me entra la duda de si Serrat me gusta sólo por estos recuerdos o si alguna vez, por ahí de los 18, en verdad me gustó lo que decía, si lo sentí... en realidad, estoy segura de que no lo habría vuelto a escuchar con atención si no hubiera sido por esos acordes viejos y capaces de mover hilos invisibles, inconscientes, del corazón, de unas tripas tan pequeñitas y despreocupadas, tan inocentes, tan sin dolor.
Mientras escucho viene a mi memoria la espera de los retornos de mi abuela. Sus enormes maletas abiertas en la larguísima mesa del comedor de su casa en el Desierto de los Leones. Los muñecos que salían de ella, la ilusión que me hacía que trajeran distintos outfits... y los vestidos y zapatos de mi tamaño que le hacían más ilusión a La Rubia Superior que a mi, las cosas como son.
Recuerdo también unos pequeños jabones cafés empacados en cajitas de plástico café transparentoso, tenían la forma de un hueso de mamey... pero no recuerdo su olor.
Y sin embargo sé que si oliera esa fragancia la reconocería al instante y me revolvería la cabeza y el corazón en una milésima de segundo.
Tuesday, July 17, 2007
El horror
Plática entre un par de editoras de cierta revista femenina:
—In... nundado ¿va con doble "n", verdad?
—¡Nooo! Va con una "n" y luego "h".
Lo decían en serio, lo juro.
—In... nundado ¿va con doble "n", verdad?
—¡Nooo! Va con una "n" y luego "h".
Lo decían en serio, lo juro.
Thursday, July 05, 2007
Confieso que...
Andaba de infiel.
Dejando letras y textos en otro lado que no era este.
Pero ya no lo haré más.
Me he dado cuenta de que puedes tener dos amores pero no dos blogs.
Y al que quiero de verdad es a este.
Así que pa completar la confesión, actualizo con algo de lo que se vio por allá. Y vuelvo pronto.
Houston, we’ve got a problem
June 19th, 2007 by biscuit
Y se llegó el día. Ese en que a ella no le quedó más que aceptar que se cae medio mal. Terapia. Dos sesiones. Diagnóstico que juzgó prematuro: codependencia. “Sí estás bien malita”, sentenció El Cabrón de su Terapeuta con una sonrisa y las cejas insultantemente levantadas. Ella se mantuvo cool y sonrió burlona. Casi cínica. Incrédula, desde luego.
Dos sesiones más y ahora ella está ‘científicamente’ convencida. Un par de libros, algunos días de consultas en internet, informes, síntomas, conductas… todo coincide. La contundencia le cayó con el peso de una vaca en brazos cuando a medias de una carcajada, El Cabrón de su Terapeuta la interrumpió para pedirle que describiera cómo era su vida en una palabra. No acababa de responder “triste” cuando ya se le había quebrado la voz nomás de sentir que se le ahogaban los ojos.
En un pinche segundo (¿o cuánto se tarda uno en pronunciar dos desoladas sílabas? quizá menos)… o en menos de un pinche segundo then, se dio cuenta de la farsa de su ‘incondicional’ sonrisa.
Tan incondicional que persistió aún surcada por los lagrimones que no dejaban de caer, incontrolables. Como si hubiera otra Ella que no cejara en su intención de burlarse de sus dolores.
¿Que si oye voces? Todavía no.
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Querencia
June 9th, 2007 by biscuit
Ella fue a ver a sus amigas, a sus grandes y viejas amigas. Las echa de menos un montón, pero pasa también que el lugar donde viven le provoca una fascinación extraordinaria. Podría ser por herencia genética (a su abuela materna le encantaba, cuentan), o porque ha pasado allí largas y significativas temporadas de su vida.
Alguna vez fue con un buen amigo a consultar a una sabia mujer. Tendría menos de cuarenta, se decía vidente y, en desafío a la prejuiciosa imagen de bruja que trae a la mente esta palabra, ella era encantadora, joven, clara, de mirada transparente y rostro sereno, de cuerpo y sonrisa largos y acompasados. Él iba interesado en saber el paradero de un ser querido y a ella le tocó, nomás por acompañarlo, escuchar de la vidente dos o tres cosas sobre las que conforme pasa el tiempo —y las terapias— entiende más. Pero la que atañe directamente a este post tiene que ver con la existencia de lugares en el mundo que el alma se apropia sin razón aparente. Cuestión de energías, dice la vidente. Hay sitios que uno siente suyos sin necesariamente haber nacido o crecido ahí, sin siquiera haber estado allí antes. Simplemente a uno de pronto lo lleva la vida a determinadas coordenadas en donde sin proponérselo, se reconoce, se reencuentra con sus ángeles y demonios, donde no controla la intensidad de sus sentimientos y a donde, cada tanto, siente la necesidad imperiosa de volver.
En tauromaquia se llama querencia, y a veces el toro va a ella a encontrarse con la muerte.
Quizá esta vez ella sólo fue a Madrid a encontrarse con una parte de sí misma que está a punto de morir.
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Tarea de meme
May 12th, 2007 by biscuit
Como yo quiero y respeto a Oxidente, y también como soy una ñoña sin mucha imaginación ahora mismo para postear otra cosa, aquí posteo mi tarea… el cuestionario este del señor Proust. Va:
1. Los principales rasgos de mi carácter
—El sarcasmo y la contradicción.
2. La cualidad que deseo en un hombre
—Que sea eso, un hombre. No un niño, ni siquiera un encanto, sólo un hombre.
3. La cualidad que deseo en una mujer
—Que sea fuerte.
4. Lo que más aprecio de mis amigos
—Que estén .
5. Mi principal defecto
—Que me callo.
6. Mi ocupación favorita
—Cambia muy a menudo.
7. Mi sueño de felicidad
—Compartir.
8. Lo que para mí sería la mayor desgracia
—Jaaaah, no sé.
9. Quién me gustaría ser
—Yo, reloaded.
10. Dónde me gustaría vivir
—En Madrid.
11. Mi color preferido
—Rojo.
12. La flor que más me gusta
—La que me echan.
13. Mi ave favorita
—Woody Woodpecker.
14. Mis autores preferidos
—Los que me faltan por conocer.
15. Mis poetas favoritos
—No me gusta la poesía. Aún.
16. Mis héroes de ficción
—Los felices.
17. Mis heroínas de ficción
—Las que tienen huevos.
18. Mis compositores preferidos
—Quizá los Beatles.
19. Mis artistas favoritos
—Todos.
20. Mis héroes en la vida real
—Los que se atreven.
21. Mis heroínas históricas
—Las que se atrevieron.
22. Los nombres que más me gustan
—Los de mi gente.
23. Lo que más odio
—La discriminación.
24. Los personajes históricos que menos me gustan
—Los inflados.
25. La campaña militar que más me gusta
—La de ropa, me gusta el camuflaje.
26. La reforma que más aprecio
—Chale. No sé. Creo que ninguna.
27. El don de la naturaleza que me gustaría tener
—El de la teletransportación a diferentes sitios y dimensiones, hasta en el tiempo. ¿Pero no es de la naturaleza o si?
28. Cómo me gustaría morir
—Contenta.
29. El estado actual de mi alma
—Incrédulo.
30. Las faltas que puedo soportar
—Las del que no actúa con dolo.
31. Mi lema
—No hay cabrón(a) sin pendeja(o).
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Ilusiones gratis, demasiado baratas
May 7th, 2007 by biscuit
Muy tristemente el hombrecito con el que salía y al que llamaba El Otro no resultó más que ‘otro’ en el sentido menos trascendental de la palabra. Otro sin muchos pantalones, otro sin suficiente honestidad, otro sin verdades propias sobre las que construir su vida en algo cercano a la congruencia.
Otro de esos tantos que —dicen mis congéneres— abundan por todos lados y de los que a mi, la verdad sea dicha, no me había tocado ninguno tan chafa.
Es triste porque no hay manera de que en algún día cercano se convierta en verdad la patraña de su personaje.
También es triste porque no tiene en experiencia, referencia alguna de pareja (de las chidas) y no se avisora en su panorama que vaya a ser capaz de tenerla.
No sé si lo más triste sea que en su eterna queja paralítica yace inclemente la premonición inequívoca de una infinita frustración que ya comienza.
O quizá que en otro momento de su vida su mirada brilló con un destello de verdad hoy perdida.
Y egoísta y cabrona como algunos dicen que soy, yo no puedo sino sonreír.
Feliz de saber que mi intuición es de lo mejor que tengo y que no, no me ha fallado.
Feliz de no haberme enamorado (o de hacerlo bien poquito y sin querer queriendo).
Feliz de saber que no me reconozco y que por más que busco no me hallo —como los de El Personal— cerca de un tipo así.
Feliz de haberme sacudido la culpa por no querer seguir cerca de él (sin razón aparente pero tan absoluta).
Feliz de recordar que necesito admirar a un hombre para amarlo.
Feliz de poder pasar la noche hablando y riendo y fumando y abrazando a un hombre que de verdad me vuela la cabeza.
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Virtual berrinchito
April 17th, 2007 by biscuit
Odio los nicknames que la gente se pone en messenger. Especialmente los alusivos a estados de ánimo. O a mini tragedias personales.
Y si, habrá quien me llame Biscuit Amarguetas, pero tengo mis razones:
No falta el que usa el mentado nick para describir su estado de ánimo del día. Así como “Muy Feliz” (oh, let me clap!), “Depurando” (¿por qué tendríamos que saberlo los demás?), o “Hoy espero que pase sólo lo mejor!!!!!” (que con todo y sus cinco signos de admiración no logra transmitir ni una pizquiña de entusiasmo, la neta). O ya de plano el descarado claim for attention “Tristeando” que en su versión más estilizada (y con ciertas brit pretensions) se transforma en “Blue”. Ay yaaa.
Y bueno ya el colmo son los que insinúan nomás, así como para probar a ver quién realmente se interesa. Por poner algunos deprimentes ejemplos: “Ahora mejor” o “Saliendo del bache”. ¡Dios, no! ¡¡Get a shrink!!
Disculpen ustedes la intolerancia, pero me parece needy y patético.
¿Por qué todos los que —por alguna razón no relacionada con la amistad— tenemos a estos especímenes en nuestra lista de contactos, debemos enterarnos de cómo se sienten? ¿Se han puesto a pensar que la mayoría somos simples conocidos o compañeros de trabajo? En serio, ¿cuántos de nosotros somos realmente sus amigos como para compartir con ellos su estado de ánimo? ¿Qué esperan que hagamos ahora que nos lo han notificado? ¿Deberíamos preguntarles la razón de su tristeza o de su alegría? ¿Esperan que les demos un consejo? ¿Que compartamos su sentir? ¡¿Que nos hagamos sus amigos?! Oh, oh. Sorry, demasiado tarde…
Y menos una vez que sus tendencias victimeras han sido develadas. Todavía tuvieran la creatividad de ponerse nicks cagaditos… igual… pero ni así eh, hasta esos tienen su lado iagh: encontrar a quien buscas, si es de los que cambia de nick por día es un verdadero dolor de muelas. A ver, adivínale a ver cómo chingaos se ‘bautizó’ hoy…
Lo dicho: los odio, ¡ODIO los nicks del messenger!
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A ver si nos vamos explicando…
April 15th, 2007 by biscuit
Digamos, a modo de introducción (o introduzión, como dirían los familiares de allende el charco), que este blog que se me ha invitado a escribir no tiene un tema específico. Y a la vez, que si.
Quiere pero no quiere, pues. Quiere ser de un personaje ficticio —un personaje encantador (¿cómo no aprovechar la oportunidad de ser por fin, aunque sea en blog, un bombón y firmar ‘Biscuit’ con la seguridad del que firma Juan porque Juan es, chingao?). Pero al mismo tiempo quiere ser un poco real, o sea un poco mío, pero no mucho, o sea lo que no quiere es ser balcón puro y maduro. Aunque sí un poco, porque hay veces que no hay manera de entender y mucho menos de explicar si no es a partir de la autorreferencia. Otras, porque ésta da mucha risa (y es feo no compartir). Además el chiste de esto es que uno puede hablar de lo que quiera, cuando quiera —y hasta cuando no. Si no, ¿qué sentido tendría escribir un blog? Y así es como siempre empiezo a hacerme bolas.
De ahí el nombre de este espacio. Clarísimo es que si uno analiza con un poco de atención, la vida (o por lo menos la mía —para no generalizar impunemente) se va en un (o en varios, ¿pa qué más que la verdad?) ’sinquererqueriendos’. Así una sube de peso, empieza una dieta, la deja, empieza una terapia (y otra, y otra), anda con un novio (y otro y otro), truena con el mismo (y con el otro y con el otro), decide su profesión —para luego hallarse en otra—, y proyecta su futuro para luego ver en su presente todo menos lo que decidió en el pasado. Y entre culpas chiquitas (porque el ’sinquerer’ siempre nos da la tranquilidad de conciencia del que no obra con mala intención) y satisfacciones por la forma en que se van acomodando las cosas, entre caprichos decididos a pesar de romper promesas y virajes intempestivos en pos de alguna sonrisa, nunca falla —por lo menos en la explicación que me doy frente al espejo (sí, hablo con el espejo)— un “fue sin querer queriendo”.
Aquí vamos, pues. Invitado y bienvenido quien quiera —aunque sea sin querer queriendo— pasar por aquí.
Dejando letras y textos en otro lado que no era este.
Pero ya no lo haré más.
Me he dado cuenta de que puedes tener dos amores pero no dos blogs.
Y al que quiero de verdad es a este.
Así que pa completar la confesión, actualizo con algo de lo que se vio por allá. Y vuelvo pronto.
Houston, we’ve got a problem
June 19th, 2007 by biscuit
Y se llegó el día. Ese en que a ella no le quedó más que aceptar que se cae medio mal. Terapia. Dos sesiones. Diagnóstico que juzgó prematuro: codependencia. “Sí estás bien malita”, sentenció El Cabrón de su Terapeuta con una sonrisa y las cejas insultantemente levantadas. Ella se mantuvo cool y sonrió burlona. Casi cínica. Incrédula, desde luego.
Dos sesiones más y ahora ella está ‘científicamente’ convencida. Un par de libros, algunos días de consultas en internet, informes, síntomas, conductas… todo coincide. La contundencia le cayó con el peso de una vaca en brazos cuando a medias de una carcajada, El Cabrón de su Terapeuta la interrumpió para pedirle que describiera cómo era su vida en una palabra. No acababa de responder “triste” cuando ya se le había quebrado la voz nomás de sentir que se le ahogaban los ojos.
En un pinche segundo (¿o cuánto se tarda uno en pronunciar dos desoladas sílabas? quizá menos)… o en menos de un pinche segundo then, se dio cuenta de la farsa de su ‘incondicional’ sonrisa.
Tan incondicional que persistió aún surcada por los lagrimones que no dejaban de caer, incontrolables. Como si hubiera otra Ella que no cejara en su intención de burlarse de sus dolores.
¿Que si oye voces? Todavía no.
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Querencia
June 9th, 2007 by biscuit
Ella fue a ver a sus amigas, a sus grandes y viejas amigas. Las echa de menos un montón, pero pasa también que el lugar donde viven le provoca una fascinación extraordinaria. Podría ser por herencia genética (a su abuela materna le encantaba, cuentan), o porque ha pasado allí largas y significativas temporadas de su vida.
Alguna vez fue con un buen amigo a consultar a una sabia mujer. Tendría menos de cuarenta, se decía vidente y, en desafío a la prejuiciosa imagen de bruja que trae a la mente esta palabra, ella era encantadora, joven, clara, de mirada transparente y rostro sereno, de cuerpo y sonrisa largos y acompasados. Él iba interesado en saber el paradero de un ser querido y a ella le tocó, nomás por acompañarlo, escuchar de la vidente dos o tres cosas sobre las que conforme pasa el tiempo —y las terapias— entiende más. Pero la que atañe directamente a este post tiene que ver con la existencia de lugares en el mundo que el alma se apropia sin razón aparente. Cuestión de energías, dice la vidente. Hay sitios que uno siente suyos sin necesariamente haber nacido o crecido ahí, sin siquiera haber estado allí antes. Simplemente a uno de pronto lo lleva la vida a determinadas coordenadas en donde sin proponérselo, se reconoce, se reencuentra con sus ángeles y demonios, donde no controla la intensidad de sus sentimientos y a donde, cada tanto, siente la necesidad imperiosa de volver.
En tauromaquia se llama querencia, y a veces el toro va a ella a encontrarse con la muerte.
Quizá esta vez ella sólo fue a Madrid a encontrarse con una parte de sí misma que está a punto de morir.
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Tarea de meme
May 12th, 2007 by biscuit
Como yo quiero y respeto a Oxidente, y también como soy una ñoña sin mucha imaginación ahora mismo para postear otra cosa, aquí posteo mi tarea… el cuestionario este del señor Proust. Va:
1. Los principales rasgos de mi carácter
—El sarcasmo y la contradicción.
2. La cualidad que deseo en un hombre
—Que sea eso, un hombre. No un niño, ni siquiera un encanto, sólo un hombre.
3. La cualidad que deseo en una mujer
—Que sea fuerte.
4. Lo que más aprecio de mis amigos
—Que estén .
5. Mi principal defecto
—Que me callo.
6. Mi ocupación favorita
—Cambia muy a menudo.
7. Mi sueño de felicidad
—Compartir.
8. Lo que para mí sería la mayor desgracia
—Jaaaah, no sé.
9. Quién me gustaría ser
—Yo, reloaded.
10. Dónde me gustaría vivir
—En Madrid.
11. Mi color preferido
—Rojo.
12. La flor que más me gusta
—La que me echan.
13. Mi ave favorita
—Woody Woodpecker.
14. Mis autores preferidos
—Los que me faltan por conocer.
15. Mis poetas favoritos
—No me gusta la poesía. Aún.
16. Mis héroes de ficción
—Los felices.
17. Mis heroínas de ficción
—Las que tienen huevos.
18. Mis compositores preferidos
—Quizá los Beatles.
19. Mis artistas favoritos
—Todos.
20. Mis héroes en la vida real
—Los que se atreven.
21. Mis heroínas históricas
—Las que se atrevieron.
22. Los nombres que más me gustan
—Los de mi gente.
23. Lo que más odio
—La discriminación.
24. Los personajes históricos que menos me gustan
—Los inflados.
25. La campaña militar que más me gusta
—La de ropa, me gusta el camuflaje.
26. La reforma que más aprecio
—Chale. No sé. Creo que ninguna.
27. El don de la naturaleza que me gustaría tener
—El de la teletransportación a diferentes sitios y dimensiones, hasta en el tiempo. ¿Pero no es de la naturaleza o si?
28. Cómo me gustaría morir
—Contenta.
29. El estado actual de mi alma
—Incrédulo.
30. Las faltas que puedo soportar
—Las del que no actúa con dolo.
31. Mi lema
—No hay cabrón(a) sin pendeja(o).
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Ilusiones gratis, demasiado baratas
May 7th, 2007 by biscuit
Muy tristemente el hombrecito con el que salía y al que llamaba El Otro no resultó más que ‘otro’ en el sentido menos trascendental de la palabra. Otro sin muchos pantalones, otro sin suficiente honestidad, otro sin verdades propias sobre las que construir su vida en algo cercano a la congruencia.
Otro de esos tantos que —dicen mis congéneres— abundan por todos lados y de los que a mi, la verdad sea dicha, no me había tocado ninguno tan chafa.
Es triste porque no hay manera de que en algún día cercano se convierta en verdad la patraña de su personaje.
También es triste porque no tiene en experiencia, referencia alguna de pareja (de las chidas) y no se avisora en su panorama que vaya a ser capaz de tenerla.
No sé si lo más triste sea que en su eterna queja paralítica yace inclemente la premonición inequívoca de una infinita frustración que ya comienza.
O quizá que en otro momento de su vida su mirada brilló con un destello de verdad hoy perdida.
Y egoísta y cabrona como algunos dicen que soy, yo no puedo sino sonreír.
Feliz de saber que mi intuición es de lo mejor que tengo y que no, no me ha fallado.
Feliz de no haberme enamorado (o de hacerlo bien poquito y sin querer queriendo).
Feliz de saber que no me reconozco y que por más que busco no me hallo —como los de El Personal— cerca de un tipo así.
Feliz de haberme sacudido la culpa por no querer seguir cerca de él (sin razón aparente pero tan absoluta).
Feliz de recordar que necesito admirar a un hombre para amarlo.
Feliz de poder pasar la noche hablando y riendo y fumando y abrazando a un hombre que de verdad me vuela la cabeza.
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Virtual berrinchito
April 17th, 2007 by biscuit
Odio los nicknames que la gente se pone en messenger. Especialmente los alusivos a estados de ánimo. O a mini tragedias personales.
Y si, habrá quien me llame Biscuit Amarguetas, pero tengo mis razones:
No falta el que usa el mentado nick para describir su estado de ánimo del día. Así como “Muy Feliz” (oh, let me clap!), “Depurando” (¿por qué tendríamos que saberlo los demás?), o “Hoy espero que pase sólo lo mejor!!!!!” (que con todo y sus cinco signos de admiración no logra transmitir ni una pizquiña de entusiasmo, la neta). O ya de plano el descarado claim for attention “Tristeando” que en su versión más estilizada (y con ciertas brit pretensions) se transforma en “Blue”. Ay yaaa.
Y bueno ya el colmo son los que insinúan nomás, así como para probar a ver quién realmente se interesa. Por poner algunos deprimentes ejemplos: “Ahora mejor” o “Saliendo del bache”. ¡Dios, no! ¡¡Get a shrink!!
Disculpen ustedes la intolerancia, pero me parece needy y patético.
¿Por qué todos los que —por alguna razón no relacionada con la amistad— tenemos a estos especímenes en nuestra lista de contactos, debemos enterarnos de cómo se sienten? ¿Se han puesto a pensar que la mayoría somos simples conocidos o compañeros de trabajo? En serio, ¿cuántos de nosotros somos realmente sus amigos como para compartir con ellos su estado de ánimo? ¿Qué esperan que hagamos ahora que nos lo han notificado? ¿Deberíamos preguntarles la razón de su tristeza o de su alegría? ¿Esperan que les demos un consejo? ¿Que compartamos su sentir? ¡¿Que nos hagamos sus amigos?! Oh, oh. Sorry, demasiado tarde…
Y menos una vez que sus tendencias victimeras han sido develadas. Todavía tuvieran la creatividad de ponerse nicks cagaditos… igual… pero ni así eh, hasta esos tienen su lado iagh: encontrar a quien buscas, si es de los que cambia de nick por día es un verdadero dolor de muelas. A ver, adivínale a ver cómo chingaos se ‘bautizó’ hoy…
Lo dicho: los odio, ¡ODIO los nicks del messenger!
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A ver si nos vamos explicando…
April 15th, 2007 by biscuit
Digamos, a modo de introducción (o introduzión, como dirían los familiares de allende el charco), que este blog que se me ha invitado a escribir no tiene un tema específico. Y a la vez, que si.
Quiere pero no quiere, pues. Quiere ser de un personaje ficticio —un personaje encantador (¿cómo no aprovechar la oportunidad de ser por fin, aunque sea en blog, un bombón y firmar ‘Biscuit’ con la seguridad del que firma Juan porque Juan es, chingao?). Pero al mismo tiempo quiere ser un poco real, o sea un poco mío, pero no mucho, o sea lo que no quiere es ser balcón puro y maduro. Aunque sí un poco, porque hay veces que no hay manera de entender y mucho menos de explicar si no es a partir de la autorreferencia. Otras, porque ésta da mucha risa (y es feo no compartir). Además el chiste de esto es que uno puede hablar de lo que quiera, cuando quiera —y hasta cuando no. Si no, ¿qué sentido tendría escribir un blog? Y así es como siempre empiezo a hacerme bolas.
De ahí el nombre de este espacio. Clarísimo es que si uno analiza con un poco de atención, la vida (o por lo menos la mía —para no generalizar impunemente) se va en un (o en varios, ¿pa qué más que la verdad?) ’sinquererqueriendos’. Así una sube de peso, empieza una dieta, la deja, empieza una terapia (y otra, y otra), anda con un novio (y otro y otro), truena con el mismo (y con el otro y con el otro), decide su profesión —para luego hallarse en otra—, y proyecta su futuro para luego ver en su presente todo menos lo que decidió en el pasado. Y entre culpas chiquitas (porque el ’sinquerer’ siempre nos da la tranquilidad de conciencia del que no obra con mala intención) y satisfacciones por la forma en que se van acomodando las cosas, entre caprichos decididos a pesar de romper promesas y virajes intempestivos en pos de alguna sonrisa, nunca falla —por lo menos en la explicación que me doy frente al espejo (sí, hablo con el espejo)— un “fue sin querer queriendo”.
Aquí vamos, pues. Invitado y bienvenido quien quiera —aunque sea sin querer queriendo— pasar por aquí.
Friday, June 01, 2007
Por fin...
¿Y si me quedo?
... desde acá todo se ve tanto mejor, siempre... como cada vez desde hace 16 años.
Amo Madrid. Me mueve tanto... recuerdos, sentires, duelos, alegrías. Es fuerte, más fuerte que yo, y es una pena estar aquí tan poco tiempo.
-------------
La vida te da sorpresas...
Ayer, mientras hacía la fila para entrar a la sala de espera para abordar el avión, entre el ruido del aeropuerto parisino y cientos de personas hablando por lo menos 5 ó 6 idiomas distintos, distrajo mi oído el silbido de una melodía con extraordinaria afinación y sentimiento. Extraordinaria, lo digo en serio. Y miren que reconocer un buen silbido no es cualquier cosa, por lo general la gente silba terriblemente. Bueno pues yo escuché esta melodía, y me intrigó quién sería el ejecutante de tan armónicos 'chiflidos'... gran sorpresa fue descubrir que era un geek nórdico altísimo, blanquísimo, con bigotes rubios y poco pelo, anteojos anacrónicos y expresión de palo, torpe de movimientos y vacío de mirada. Pero qué sentimiento, qué cosa. Y de pronto reconocí la tonada: No llores por mi Argentina. Imaginé su historia con esa canción, o con ese país o con alguna oriunda de él... imaginé que volaría hacia allá o que, de jodido, intercambiaba correspondencia intensa con una rioplatense (o con uno, ¿qué más da?)... mucha pasión en el silbido enmarcado en un rostro impasible.
Conmovida pensando en los inexplicables amores de lejos estaba, cuando cruzamos el umbral electrónico de la sala. Y hasta entonces noté que éste, al detectar el ingreso de alguien nuevo —como en tienda de chinos—, emitía por sus bocinas una bienvenida: la melodía de No llores por mi Argentina. Chale.
Y yo que estaba a punto de volver a creer en el amor, aunque fuera de lejos, transocéanico y transgénico, me di cuenta de que en realidad el geek sólo tradujo a sus habilidosos labios una tonadilla pegajosa que llevaba minutos escuchando.
En una de esas La Idea del Amor es sólo eso: un estribillo pegajoso, una tonada que a fuerza de escuchar repetidamente se nos ha quedado grabada en la mente como canción de boda. Nooooo.
No creo.
No.
--------------
Me voy, al disfrute de mi casa cuando es aquí, de mi familia, de mis amigos. A por unas cañitas, unos librejos de cine, el jerez de El Editor y todas las sonrisas que se me atraviesen por el camino.
... desde acá todo se ve tanto mejor, siempre... como cada vez desde hace 16 años.
Amo Madrid. Me mueve tanto... recuerdos, sentires, duelos, alegrías. Es fuerte, más fuerte que yo, y es una pena estar aquí tan poco tiempo.
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La vida te da sorpresas...
Ayer, mientras hacía la fila para entrar a la sala de espera para abordar el avión, entre el ruido del aeropuerto parisino y cientos de personas hablando por lo menos 5 ó 6 idiomas distintos, distrajo mi oído el silbido de una melodía con extraordinaria afinación y sentimiento. Extraordinaria, lo digo en serio. Y miren que reconocer un buen silbido no es cualquier cosa, por lo general la gente silba terriblemente. Bueno pues yo escuché esta melodía, y me intrigó quién sería el ejecutante de tan armónicos 'chiflidos'... gran sorpresa fue descubrir que era un geek nórdico altísimo, blanquísimo, con bigotes rubios y poco pelo, anteojos anacrónicos y expresión de palo, torpe de movimientos y vacío de mirada. Pero qué sentimiento, qué cosa. Y de pronto reconocí la tonada: No llores por mi Argentina. Imaginé su historia con esa canción, o con ese país o con alguna oriunda de él... imaginé que volaría hacia allá o que, de jodido, intercambiaba correspondencia intensa con una rioplatense (o con uno, ¿qué más da?)... mucha pasión en el silbido enmarcado en un rostro impasible.
Conmovida pensando en los inexplicables amores de lejos estaba, cuando cruzamos el umbral electrónico de la sala. Y hasta entonces noté que éste, al detectar el ingreso de alguien nuevo —como en tienda de chinos—, emitía por sus bocinas una bienvenida: la melodía de No llores por mi Argentina. Chale.
Y yo que estaba a punto de volver a creer en el amor, aunque fuera de lejos, transocéanico y transgénico, me di cuenta de que en realidad el geek sólo tradujo a sus habilidosos labios una tonadilla pegajosa que llevaba minutos escuchando.
En una de esas La Idea del Amor es sólo eso: un estribillo pegajoso, una tonada que a fuerza de escuchar repetidamente se nos ha quedado grabada en la mente como canción de boda. Nooooo.
No creo.
No.
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Me voy, al disfrute de mi casa cuando es aquí, de mi familia, de mis amigos. A por unas cañitas, unos librejos de cine, el jerez de El Editor y todas las sonrisas que se me atraviesen por el camino.
Monday, May 07, 2007
Pues qué les cuento...
Update obligado:
Que El Otro no resultó más que 'otro' en el sentido menos trascendental de la palabra. Otro sin muchos pantalones, otro sin suficiente honestidad, otro sin verdades propias sobre las que construir su vida en algo cercano a la congruencia.
Otro de esos tantos que —dicen mis congéneres— abundan por todos lados y de los que a mi, la verdad, no me había tocado ninguno tan chafa.
Y egoísta y cabrona como algunos dicen que soy, yo no puedo sino sonreír.
Feliz de saber que mi intuición es de lo mejor que tengo y que no, no me ha fallado.
Feliz de haberme sacudido la culpa por no querer seguir cerca de él (sin razón aparente pero tan absoluta).
Feliz de recordar que necesito admirar a un hombre para amarlo.
Feliz de poder pasar la noche hablando y riendo y fumando y abrazando a un hombre que de verdad me vuele la cabeza.
Que El Otro no resultó más que 'otro' en el sentido menos trascendental de la palabra. Otro sin muchos pantalones, otro sin suficiente honestidad, otro sin verdades propias sobre las que construir su vida en algo cercano a la congruencia.
Otro de esos tantos que —dicen mis congéneres— abundan por todos lados y de los que a mi, la verdad, no me había tocado ninguno tan chafa.
Y egoísta y cabrona como algunos dicen que soy, yo no puedo sino sonreír.
Feliz de saber que mi intuición es de lo mejor que tengo y que no, no me ha fallado.
Feliz de haberme sacudido la culpa por no querer seguir cerca de él (sin razón aparente pero tan absoluta).
Feliz de recordar que necesito admirar a un hombre para amarlo.
Feliz de poder pasar la noche hablando y riendo y fumando y abrazando a un hombre que de verdad me vuele la cabeza.
Sunday, April 08, 2007
Aunque suene barato y feministoide
Y si.
Negar que reconocer a El Otro me ha robado mucha atención en estos días sería mentir con todos mis dientes (pocos pero derechos, que es lo que importa).
Valga pues una disculpa por la desaparición y una promesa de pronto 'retome' de las riendas de este espacio que, es verdad, ha estado medio desbalagado a últimas fechas.
(Sigo contenta).
El trabajo —como ya es costumbre cada que se acerca 'mediados de mes' (sin importar en qué caiga, aunque pocas veces en blandito, btw)— se empieza a poner punk. Aunque no deja de ser divertido.
El martes pasado fue día completo de sesiones fotográficas con cierta Glammy Rockstar. Al final del día terminé bebiendo vinito en su casa. Lindo detalle de su parte convidarme a entrar y a la charla amable. Lo realmente sorprendente para una como yo —simple mortal con una vida más común que corriente— es darse cuenta de cómo dos mujeres con vidas tan distintas, con aspiraciones tan disímbolas, con inquietudes y personalidades tan lejanas pueden en determinada circunstancia simpatizar y abrirse de capa (cosa nada fácil para ella, supongo, considerando mi ocupación periodística) cual amigas de años... Por nuestra condición de mujeres, supongo... Porque su fama y su talento no la hacen vivir la soledad de una forma muy distinta a la mía. Porque su belleza no la ha exentado de ser blanco de chingaderas o de tener que trabajar duro para tener lo que quiere. Porque cuando las mujeres superamos una etapa de competencia absurda en la que solemos instalarnos desde pequeñas hasta entrada la post adolescencia, resultamos más solidarias y empáticas que nunca... Y entonces, nos reconocemos y aunque no seamos amigas de años podemos echarnos porras de corazón si percibimos honestidad en la lucha de la otra. Chale, me choca porque suena barato y feministoide (lo cual es peor)... pero ahora mismo, con un poco de sueño a cuestas, no encuentro otra forma medio clara de contarlo. En fin, que ha sido inspirador este encuentro.
(Y a El Otro le dan celillos cuando nos mensajeamos, jaaaaaah —me encanta, así si—, nomás celillos. Le encantaría estar en mi lugar, lo sé.)
Negar que reconocer a El Otro me ha robado mucha atención en estos días sería mentir con todos mis dientes (pocos pero derechos, que es lo que importa).
Valga pues una disculpa por la desaparición y una promesa de pronto 'retome' de las riendas de este espacio que, es verdad, ha estado medio desbalagado a últimas fechas.
(Sigo contenta).
El trabajo —como ya es costumbre cada que se acerca 'mediados de mes' (sin importar en qué caiga, aunque pocas veces en blandito, btw)— se empieza a poner punk. Aunque no deja de ser divertido.
El martes pasado fue día completo de sesiones fotográficas con cierta Glammy Rockstar. Al final del día terminé bebiendo vinito en su casa. Lindo detalle de su parte convidarme a entrar y a la charla amable. Lo realmente sorprendente para una como yo —simple mortal con una vida más común que corriente— es darse cuenta de cómo dos mujeres con vidas tan distintas, con aspiraciones tan disímbolas, con inquietudes y personalidades tan lejanas pueden en determinada circunstancia simpatizar y abrirse de capa (cosa nada fácil para ella, supongo, considerando mi ocupación periodística) cual amigas de años... Por nuestra condición de mujeres, supongo... Porque su fama y su talento no la hacen vivir la soledad de una forma muy distinta a la mía. Porque su belleza no la ha exentado de ser blanco de chingaderas o de tener que trabajar duro para tener lo que quiere. Porque cuando las mujeres superamos una etapa de competencia absurda en la que solemos instalarnos desde pequeñas hasta entrada la post adolescencia, resultamos más solidarias y empáticas que nunca... Y entonces, nos reconocemos y aunque no seamos amigas de años podemos echarnos porras de corazón si percibimos honestidad en la lucha de la otra. Chale, me choca porque suena barato y feministoide (lo cual es peor)... pero ahora mismo, con un poco de sueño a cuestas, no encuentro otra forma medio clara de contarlo. En fin, que ha sido inspirador este encuentro.
(Y a El Otro le dan celillos cuando nos mensajeamos, jaaaaaah —me encanta, así si—, nomás celillos. Le encantaría estar en mi lugar, lo sé.)
Sunday, March 11, 2007
El Otro
Y cuando ya creía que El Otro (ese del que hablaba en un post no muy lejano), aquel con el que me imaginaba compartiendo letras, música y algún desayuno, definitivamente no iba a aparecer pronto, zas.
Fui a una fiesta a la que no me invitaron.
Lo reconocí de lejos. Me abrazó.
Luego borré su teléfono y le escribí.
Entre letras compartidas y cotidianidad brevísima parece que lo conociera de mucho, sin conocerlo. O tal vez si. Tal vez —como él dice— ya sabía.
No sé qué siga. Sé que ahora me siento bien, sé que los miedos (esos que vienen cazándome de hace tiempo) se hacen chiquitos cuando este hombre se acerca y sonríe. Cuando abandona nuestro abrazo para escalar las piedras que le atraen. Y entonces yo lo miro, desde abajo, sin poder ocultar la sonrisa que me delata por completo.
Si, estoy contenta.
Fui a una fiesta a la que no me invitaron.
Lo reconocí de lejos. Me abrazó.
Luego borré su teléfono y le escribí.
Entre letras compartidas y cotidianidad brevísima parece que lo conociera de mucho, sin conocerlo. O tal vez si. Tal vez —como él dice— ya sabía.
No sé qué siga. Sé que ahora me siento bien, sé que los miedos (esos que vienen cazándome de hace tiempo) se hacen chiquitos cuando este hombre se acerca y sonríe. Cuando abandona nuestro abrazo para escalar las piedras que le atraen. Y entonces yo lo miro, desde abajo, sin poder ocultar la sonrisa que me delata por completo.
Si, estoy contenta.
Monday, March 05, 2007
No me quiero reír, pero...
Chale.
A ver: Sí sé de depresiones y que uno la pasa mal. Sé que está del nabo.
Y mi sentido común me hace intuir que la pobre Britney se las ha de estar viendo negras, que sufre mucho y que su vida sucks.
Pero mi sentido del humor (inclemente, dirían algunos) invariablemente le gana a mis intentos de ser compasiva. Así que sí, reí al ver esto:
Se subasta en internet "Britney Rehabilitación", creación de David Johnson, un escultor gringo que hizo esta muñeca de colección y que le incluyeeeee: una camisa de fuerza como outfit y su clínica de rehabilitación. Ou yea.
A ver: Sí sé de depresiones y que uno la pasa mal. Sé que está del nabo.
Y mi sentido común me hace intuir que la pobre Britney se las ha de estar viendo negras, que sufre mucho y que su vida sucks.
Pero mi sentido del humor (inclemente, dirían algunos) invariablemente le gana a mis intentos de ser compasiva. Así que sí, reí al ver esto:
Se subasta en internet "Britney Rehabilitación", creación de David Johnson, un escultor gringo que hizo esta muñeca de colección y que le incluyeeeee: una camisa de fuerza como outfit y su clínica de rehabilitación. Ou yea.
Wednesday, February 28, 2007
Brecha generacional lingüística
El 17 pasado fue mi fiesta de cumpleaños. El Colectivo Cats —de creciente fama, jaaaaah— se ofreció por medio de Dulce Doe (que trabaja conmigo) a poner música en ella. A mi me gustó, estuvo divertido.
Pero luego oí en Ibero Radio que se referían al colectivo como una bola de 'forevers'. Y, mmm, no entendí. Cuestión de brecha generacional, supongo. Chale, me imagino que así les pasó a los apás de mis apás cuando oyeron que algo estaba 'padrísimo'.
El término lo usan con soltura Dulce Doe, la Niña Blogstar y el joven hermano del Reportero Estrella, en sus cortos veintes todos. Y hay una modalidad verbosa: alguien puede estar 'forevereando' de múltiples formas o se puede 'foreverear' y lo peor: quedar 'forevereado', valga la redundancia, para siempre. ¡Dios, no!
Ayer, mientras esperábamos en el banco, el Señor L&S, me contó algo sobre haber visto a Rubén Albarrán en reciente presentación un poco viejo, pero en la misma onda, combinación que resultaba en esa sensación de penita ajena por quien se ve fuera de lugar.
Y entonces lo entendí todo.
—¿Un poco como Alex Lora? —Y hasta lo dije: —¿'Forevereado' en ser piedra rodante, encontradora y rockera hasta la muerte o el ridículo (lo que suceda primero)?
Ooookei. Ya entendí.
Pero luego oí en Ibero Radio que se referían al colectivo como una bola de 'forevers'. Y, mmm, no entendí. Cuestión de brecha generacional, supongo. Chale, me imagino que así les pasó a los apás de mis apás cuando oyeron que algo estaba 'padrísimo'.
El término lo usan con soltura Dulce Doe, la Niña Blogstar y el joven hermano del Reportero Estrella, en sus cortos veintes todos. Y hay una modalidad verbosa: alguien puede estar 'forevereando' de múltiples formas o se puede 'foreverear' y lo peor: quedar 'forevereado', valga la redundancia, para siempre. ¡Dios, no!
Ayer, mientras esperábamos en el banco, el Señor L&S, me contó algo sobre haber visto a Rubén Albarrán en reciente presentación un poco viejo, pero en la misma onda, combinación que resultaba en esa sensación de penita ajena por quien se ve fuera de lugar.
Y entonces lo entendí todo.
—¿Un poco como Alex Lora? —Y hasta lo dije: —¿'Forevereado' en ser piedra rodante, encontradora y rockera hasta la muerte o el ridículo (lo que suceda primero)?
Ooookei. Ya entendí.
Thursday, February 22, 2007
Otro febrero postoperatorio
Ayer a las 11 de la noche salía de La Bipolar (fui a ver si me encontraba a Diego de nuevo para explicarle que no soy de rancho, parezca lo que parezca, jaaaaah) con la Niña Blogstar, cuando me llamó la Rubia Superior para avisarme que Papá Doctor ingresaría a un quirófano, otra vez, hoy por la tarde.
—¿Y ahora? ¿Qué no ya estaba todo bien?
—Bueno, no te asustes... es una cirugía programada, no es de emergencia.
—¿Te cae? ¿de un día a otro, no es de emergencia?
—Hijita, no me pongas nerviosa. Sólo queríamos avisarte.
Van tres febreros que nuestra honorable familia pasa más tiempo del deseado en el piso cuarto de un hospital cuyos grandes jardines —y sus gatos— han servido para desahogar en interminables caminatas angustias y miedos, para recibir y guardar con total discreción los reproches y gritos que entre dientes he mascullado de puritito coraje o de impotencia, las oraciones de esta creyente convenenciera, y hasta las lágrimas de catártica felicidad en cada alta, cuando ya caminamos rumbo al auto para irnos todos juntos de regreso a casa.
Hoy al llegar al nosocomio no pude evitar recordar los febreros pasados de incertidumbres y miedos en este mismo escenario.
Y si, resultó que la cosa era ligeramente más delicada de lo que mi protectora (además de honorable, claro) familia quiso decirme. Pero ahora todo está en orden. Esta vez no pasarán más de dos días antes del feliz momento del alta, esta vez la angustia sólo me pasó en el subconsciente.
Y me da una gran tranquilidad que todo saliera bien.
Es hora de ir a dormir a casa. Camino a mi auto, por los jardines, sentiré bien distinta esta primera noche postoperatoria a la de los otros febreros.
Quizá lo único que masculle entre dientes sea un sincero agradecimiento porque Papá Doctor está bien.
—¿Y ahora? ¿Qué no ya estaba todo bien?
—Bueno, no te asustes... es una cirugía programada, no es de emergencia.
—¿Te cae? ¿de un día a otro, no es de emergencia?
—Hijita, no me pongas nerviosa. Sólo queríamos avisarte.
Van tres febreros que nuestra honorable familia pasa más tiempo del deseado en el piso cuarto de un hospital cuyos grandes jardines —y sus gatos— han servido para desahogar en interminables caminatas angustias y miedos, para recibir y guardar con total discreción los reproches y gritos que entre dientes he mascullado de puritito coraje o de impotencia, las oraciones de esta creyente convenenciera, y hasta las lágrimas de catártica felicidad en cada alta, cuando ya caminamos rumbo al auto para irnos todos juntos de regreso a casa.
Hoy al llegar al nosocomio no pude evitar recordar los febreros pasados de incertidumbres y miedos en este mismo escenario.
Y si, resultó que la cosa era ligeramente más delicada de lo que mi protectora (además de honorable, claro) familia quiso decirme. Pero ahora todo está en orden. Esta vez no pasarán más de dos días antes del feliz momento del alta, esta vez la angustia sólo me pasó en el subconsciente.
Y me da una gran tranquilidad que todo saliera bien.
Es hora de ir a dormir a casa. Camino a mi auto, por los jardines, sentiré bien distinta esta primera noche postoperatoria a la de los otros febreros.
Quizá lo único que masculle entre dientes sea un sincero agradecimiento porque Papá Doctor está bien.
Friday, February 16, 2007
Visita de doctor.
Ahora sí ha pasado mucho tiempo y sin querer, la verdad.
Después del ejercicio de perdón Parte I —y patito, que fue el que vieron aquí— vino "el de adeveras", como dice Bacalao Apestoso.
Y psss, la verdad sí dolió. Fueron horas escritas y enjugadas en mangas, pañuelos desechables, almohadas y recuerdos. Y yo que me creía la antítesis del rencor... en realidad me di cuenta de que éste se me mete casi sin que me dé cuenta. "Como perro en casa", diría el Señor Polítofílico, "y luego ya hasta lo hiciste parte de tu vida, le agarraste cariño y no lo puedes sacar". Pss, más o menos así. Y falta... pero bueno ya no les contaré de esto porque qué hueva.
Mejor les cuento que fue mi cumpleaños y me encontré a Diego Luna. Y que, naca como soy, me puse re nerviosa cuando se presentó y se paró a darme un beso. De rancho hombre, qué pena... luego les cuento la anécdota completa (con referencia a previo oso con Leonardo de Lozanne y noche luminosa con una Venegas).
El pre festejo con familia incluyó al Honorable Sapo Vengador y al mismísimo Dueño de sus Quincenas. Luego vinito en su casa y la preparación psicológica para un período de chamba exhaustiva...
Me tengo que ir, sigo más tarde.
Después del ejercicio de perdón Parte I —y patito, que fue el que vieron aquí— vino "el de adeveras", como dice Bacalao Apestoso.
Y psss, la verdad sí dolió. Fueron horas escritas y enjugadas en mangas, pañuelos desechables, almohadas y recuerdos. Y yo que me creía la antítesis del rencor... en realidad me di cuenta de que éste se me mete casi sin que me dé cuenta. "Como perro en casa", diría el Señor Polítofílico, "y luego ya hasta lo hiciste parte de tu vida, le agarraste cariño y no lo puedes sacar". Pss, más o menos así. Y falta... pero bueno ya no les contaré de esto porque qué hueva.
Mejor les cuento que fue mi cumpleaños y me encontré a Diego Luna. Y que, naca como soy, me puse re nerviosa cuando se presentó y se paró a darme un beso. De rancho hombre, qué pena... luego les cuento la anécdota completa (con referencia a previo oso con Leonardo de Lozanne y noche luminosa con una Venegas).
El pre festejo con familia incluyó al Honorable Sapo Vengador y al mismísimo Dueño de sus Quincenas. Luego vinito en su casa y la preparación psicológica para un período de chamba exhaustiva...
Me tengo que ir, sigo más tarde.
Monday, January 29, 2007
Perdonables
Como no me morí, tengo que hacer algunos ejercicios para hacer más llevadero esto. Primero, perdonar a un chingo de gente:
A los que no me hablaban en el kinder.
A los que se rieron cuando a medio festival de día de las madres... diablos, se me cayó la falda.
A la Miss Susan que era medio cabrona conmigo.
A la Miss Rocío que me puso como chancla cuando le mentí que tenía 6 años, nomás por el gusto de ser mayor.
A La Niña de los Ojos Hermosos por inventarme pesadillas mientras dormía... y por no dejarme dormir con ella cuando me moría de miedo; por las veces que me hizo muladillas; por abusar de su autoridad de hermana mayor; por hacerme sentir que no merecía ser su amiga. Por no perder oportunidad de señalar mis faltas.
Al Bigbro por los dos años que me dejó de hablar, por su ironía infinita e hiriente, por demostrarme cuán enojado puede estar; por usarme de punching bag sin mucha consideración.
A La Rubia Superior por haberme tenido poca paciencia, por haberme obligado a comer huevos revueltos y mole de olla, por haber estado medio ausente durante un tiempo, por haberme prohibido al Ex Novio Prohibido, por no ser feliz conmigo cuando lo necesité, por ocuparse tanto de que yo no olvidara su autoridad.
A Papá Doctor por un par de miradas reprobatorias que de sólo recordar me causan un vacío y una opresión enfermiza; por anteponer a Bigbro sobre todo, siempre; por ese día que no confió en mi.
A todos los que se rieron de mi cuando, a los 12 años, en el concurso de oratoria, me pasmé sin poder hablar durante más de 2 minutos.
A Un Güey, que se pasó de lanza.
Al Novio de la Secun, por apostar a que andaría con él y luego por pintarme el cuerno a la semana.
A El del Primer Beso, por irse lejos y seguir mandando cartas. Así nomás.
Al Doctor to Be, porque le dio miedo mi hermana.
A El Tigre Toño, por haberme cortado a lo menso.
A El Ex Novio Prohibido, por sus mentirotas. Y por no darse cuenta a tiempo.
A Manuel, por haberme amenazado, por haberse matado y por habernos dejado a todos sin derecho de réplica. Por dejarme para siempre y de recuerdo la duda de lo que quería decirme y la culpa de no haber estado.
A El Artista por llevarme entre las patas de su inestabilidad. Por su frialdad y su dureza. Por el engaño, aunque fuera sin querer. Por la desgana. Por hacerme dejar de creer. Por el miedo.
A El Norteño, por cabroncete.
Al El Ex Manager y su Secuaz Resentido, por abusivos y estafadores, porque nos bajaron una lanota al dulce Sapo Vengador y a mi, entre otros tantísimos.
Al Otro Pro-deli-ducer, por trinquetero también.
A El Mafioso, por hijodeputa, por haberme querido poner las manos encima, por haberme estafado y por haberme robado, por mentirme, por usarme y por chantajearme. Por abusar deliberada y cínicamente de su poder pasando por encima de tantos.
A La Ex Amiga, por llamarme "alacrán rastrero" y "vívora ponzoñosa". (Ok, ok, sólo me dijo "venenosa", pero igual dolió). Aunque más bien habría de perdonarla por dejar de ser amiga. That's all.
A Los Inconmovibles, todos, por eso.
A los de Banamex por tan mal servicio que tienen y por complicarnos la vida a sus clientes.
A La Vecina Fodonga, por jetona y malvibrosa.
A mi, por mensa y por cobarde (cuando lo he sido).
En algunos casos será sencillo pero para otros necesitaré una ayudadita:
PERDÓN. m. Acción de perdonar. //Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda pendiente. // Fam. gota de aceite, cera u otra cosa que cae ardiendo. // con perdón. loc. adv. que se usa para referirse a algo que por decencia se cree que no puede mentarse sin licencia o venia de los oyentes.
Okei, (con perdón, pues) entenderemos que, en sentido estricto, se vale que a uno que otro le deje caer un chorrín de aceite hirviendo como perdón, ¿qué no?
PERDONAR. tr. Remitir la deuda // Precedido del adverbio no, da a entender que la acción del verbo que seguidamente se expresa o se supone, se realiza en todas las ocasiones posibles. NO PERDONAR ocasión de lucirse, NO PERDONAR un baile, NO PERDONAR la burla.
Ya pues, ustedes sí perdonen la burla.
Que yo también quiero perdonar a todos los demás.
A los que no me hablaban en el kinder.
A los que se rieron cuando a medio festival de día de las madres... diablos, se me cayó la falda.
A la Miss Susan que era medio cabrona conmigo.
A la Miss Rocío que me puso como chancla cuando le mentí que tenía 6 años, nomás por el gusto de ser mayor.
A La Niña de los Ojos Hermosos por inventarme pesadillas mientras dormía... y por no dejarme dormir con ella cuando me moría de miedo; por las veces que me hizo muladillas; por abusar de su autoridad de hermana mayor; por hacerme sentir que no merecía ser su amiga. Por no perder oportunidad de señalar mis faltas.
Al Bigbro por los dos años que me dejó de hablar, por su ironía infinita e hiriente, por demostrarme cuán enojado puede estar; por usarme de punching bag sin mucha consideración.
A La Rubia Superior por haberme tenido poca paciencia, por haberme obligado a comer huevos revueltos y mole de olla, por haber estado medio ausente durante un tiempo, por haberme prohibido al Ex Novio Prohibido, por no ser feliz conmigo cuando lo necesité, por ocuparse tanto de que yo no olvidara su autoridad.
A Papá Doctor por un par de miradas reprobatorias que de sólo recordar me causan un vacío y una opresión enfermiza; por anteponer a Bigbro sobre todo, siempre; por ese día que no confió en mi.
A todos los que se rieron de mi cuando, a los 12 años, en el concurso de oratoria, me pasmé sin poder hablar durante más de 2 minutos.
A Un Güey, que se pasó de lanza.
Al Novio de la Secun, por apostar a que andaría con él y luego por pintarme el cuerno a la semana.
A El del Primer Beso, por irse lejos y seguir mandando cartas. Así nomás.
Al Doctor to Be, porque le dio miedo mi hermana.
A El Tigre Toño, por haberme cortado a lo menso.
A El Ex Novio Prohibido, por sus mentirotas. Y por no darse cuenta a tiempo.
A Manuel, por haberme amenazado, por haberse matado y por habernos dejado a todos sin derecho de réplica. Por dejarme para siempre y de recuerdo la duda de lo que quería decirme y la culpa de no haber estado.
A El Artista por llevarme entre las patas de su inestabilidad. Por su frialdad y su dureza. Por el engaño, aunque fuera sin querer. Por la desgana. Por hacerme dejar de creer. Por el miedo.
A El Norteño, por cabroncete.
Al El Ex Manager y su Secuaz Resentido, por abusivos y estafadores, porque nos bajaron una lanota al dulce Sapo Vengador y a mi, entre otros tantísimos.
Al Otro Pro-deli-ducer, por trinquetero también.
A El Mafioso, por hijodeputa, por haberme querido poner las manos encima, por haberme estafado y por haberme robado, por mentirme, por usarme y por chantajearme. Por abusar deliberada y cínicamente de su poder pasando por encima de tantos.
A La Ex Amiga, por llamarme "alacrán rastrero" y "vívora ponzoñosa". (Ok, ok, sólo me dijo "venenosa", pero igual dolió). Aunque más bien habría de perdonarla por dejar de ser amiga. That's all.
A Los Inconmovibles, todos, por eso.
A los de Banamex por tan mal servicio que tienen y por complicarnos la vida a sus clientes.
A La Vecina Fodonga, por jetona y malvibrosa.
A mi, por mensa y por cobarde (cuando lo he sido).
En algunos casos será sencillo pero para otros necesitaré una ayudadita:
PERDÓN. m. Acción de perdonar. //Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda pendiente. // Fam. gota de aceite, cera u otra cosa que cae ardiendo. // con perdón. loc. adv. que se usa para referirse a algo que por decencia se cree que no puede mentarse sin licencia o venia de los oyentes.
Okei, (con perdón, pues) entenderemos que, en sentido estricto, se vale que a uno que otro le deje caer un chorrín de aceite hirviendo como perdón, ¿qué no?
PERDONAR. tr. Remitir la deuda // Precedido del adverbio no, da a entender que la acción del verbo que seguidamente se expresa o se supone, se realiza en todas las ocasiones posibles. NO PERDONAR ocasión de lucirse, NO PERDONAR un baile, NO PERDONAR la burla.
Ya pues, ustedes sí perdonen la burla.
Que yo también quiero perdonar a todos los demás.
Tuesday, January 23, 2007
No me morí
Esos días de echar la hueva fueron suficientes. No para morir (buuu) pero sí para juntar los cachitos que quedan de una (o sea, yo) después de cada cierre. Y para agarrar fuerzas para el que sigue y práctica para disminuir el agobio editorial.
Ayer fui a ver Scoop, de Woody Allen y pensé que en las últimas dos semanas (y antes también, pues) a mi me ha pasado lo mismo que a Sondra : me "enamoré" de algunos de mis objetos de investigación, mis anteojos estorbaron a la hora del beso (cierto, a veces es un buen pretexto) y me dio penita ver que el amigo mago se puso a hacer sus suertes con un speech preparado para 'todo público', aún cuando fue invitado "de civil" a una fiesta.
________
El Ex Novio Prohibido anda acuartelado y está a la espera de que en cosa de días empiece la filmación de su "proyecto"... whatever that means. El guión del largometraje —que ya tendría yo que haber leído— ha sufrido algunos cambios, cuentan. A veces, cuando soy consciente de que no nos dejan ser amiguetes, me dan ganas de charlar horas eternas con él, de recomendarle un par de libros, de que me recomiende algo de música, de comentar su guión... Y entonces me pesa extrañarlo. Otras veces puedo ignorar un poco que lo echo en falta. Cada vez más. Supongo que me estoy acostumbrando.
El Cineasta Atormentado, en medio de la preproducción de su prometedora peli, se dio el tiempo para invitarme y desinvitarme a una fiesta e invitarme luego a un café o 'algoasí'. Era un fin de semana complicado para 'algoasí', así que le pedí posponerlo.
El Señor de los Relojes, (con quien mi anécdota más reciente es del todo karmática y les contaré en otro post) apareció el viernes, de noche, y con las exigencias típicas de su temperamento dominante... Mensaje al celular:
—¿Dónde andas? Invítame a cenar, tengo hambre.
—Lo siento, ya tengo plan,— tardé en contestar desde mi cama, con el desplante típico de mi temperamento indominable.
—Ta bien, mejor olvídalo. Así forzada ni la reversa,— envió, apuesto que antes de que le llegara mi respuesta.
Qué miedo... y eso que me cae re bien.
El Abogado tiene una novia nueva con la que parece estar contento. Eso nos hace automáticamente amigos, ora sí. Tanto, que ahora que se muda ha pensado en que yo pueda rentar uno de los departamentos vecinos. Sería divertido.
Y El Otro, ese que me vuela la cabeza mientras lo imagino compartiendo conmigo letras, cine, música y algún desayuno de vez en vez, parece no estar muy dispuesto a aparecer pronto. A veces, para ser sincera, dudo de su existencia.
________
Hoy voy invitada a dar una clase a alumnos de la licenciatura en comunicación del TEC.
Tengo un poco de miedo...
Tal vez sea que no veo muy lejano el tiempo en el que yo me sentaba en un pupitre y juzgaba si el ponente tenía la experiencia suficiente para pararse ahí, o por lo menos la onda y carisma para convencerme de que aunque su boca no estuviera llena de verdad, tenía algo interesante o divertido que compartir conmigo.
Tal vez sólo sea pánico escénico.
Ayer fui a ver Scoop, de Woody Allen y pensé que en las últimas dos semanas (y antes también, pues) a mi me ha pasado lo mismo que a Sondra : me "enamoré" de algunos de mis objetos de investigación, mis anteojos estorbaron a la hora del beso (cierto, a veces es un buen pretexto) y me dio penita ver que el amigo mago se puso a hacer sus suertes con un speech preparado para 'todo público', aún cuando fue invitado "de civil" a una fiesta.
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El Ex Novio Prohibido anda acuartelado y está a la espera de que en cosa de días empiece la filmación de su "proyecto"... whatever that means. El guión del largometraje —que ya tendría yo que haber leído— ha sufrido algunos cambios, cuentan. A veces, cuando soy consciente de que no nos dejan ser amiguetes, me dan ganas de charlar horas eternas con él, de recomendarle un par de libros, de que me recomiende algo de música, de comentar su guión... Y entonces me pesa extrañarlo. Otras veces puedo ignorar un poco que lo echo en falta. Cada vez más. Supongo que me estoy acostumbrando.
El Cineasta Atormentado, en medio de la preproducción de su prometedora peli, se dio el tiempo para invitarme y desinvitarme a una fiesta e invitarme luego a un café o 'algoasí'. Era un fin de semana complicado para 'algoasí', así que le pedí posponerlo.
El Señor de los Relojes, (con quien mi anécdota más reciente es del todo karmática y les contaré en otro post) apareció el viernes, de noche, y con las exigencias típicas de su temperamento dominante... Mensaje al celular:
—¿Dónde andas? Invítame a cenar, tengo hambre.
—Lo siento, ya tengo plan,— tardé en contestar desde mi cama, con el desplante típico de mi temperamento indominable.
—Ta bien, mejor olvídalo. Así forzada ni la reversa,— envió, apuesto que antes de que le llegara mi respuesta.
Qué miedo... y eso que me cae re bien.
El Abogado tiene una novia nueva con la que parece estar contento. Eso nos hace automáticamente amigos, ora sí. Tanto, que ahora que se muda ha pensado en que yo pueda rentar uno de los departamentos vecinos. Sería divertido.
Y El Otro, ese que me vuela la cabeza mientras lo imagino compartiendo conmigo letras, cine, música y algún desayuno de vez en vez, parece no estar muy dispuesto a aparecer pronto. A veces, para ser sincera, dudo de su existencia.
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Hoy voy invitada a dar una clase a alumnos de la licenciatura en comunicación del TEC.
Tengo un poco de miedo...
Tal vez sea que no veo muy lejano el tiempo en el que yo me sentaba en un pupitre y juzgaba si el ponente tenía la experiencia suficiente para pararse ahí, o por lo menos la onda y carisma para convencerme de que aunque su boca no estuviera llena de verdad, tenía algo interesante o divertido que compartir conmigo.
Tal vez sólo sea pánico escénico.
Saturday, January 13, 2007
Excesos
Dicen que la gente se muere de excesos. Algunos literalmente, como Eduardo Palomo que se murió de risa o como Mariana Levy que se murió de miedo.
Otros en sentido figurado, como los que se mueren de ganas o los que se mueren de hastío. Los hay que se mueren de feos o de ojetes. Nunca he oído que alguien se muera de pendejo, es una pena. Pero sí hay muertos de culpa... qué pinche.
Mi mamá, La Rubia Superior, tenía un tío cuya madre (o sea la bisabuela del bombón que esto escribe) asustada del alto nivel de cachondería de su nuera, achacaba la prematura muerte de su hijo a que su mujer lo había matado "de amor". En este entendido de los excesos, supongo. Para el caso mí tía abuela política debe haberse estado muriendo de cachonda también.
Ayer pensé que si me tenía que morir este fin de semana, quería que fuera de hueva. Que el sábado dormiría hasta que me escupiera la cama y el domingo hasta que se me floreara el ombligo.
Ahí la llevo.
Otros en sentido figurado, como los que se mueren de ganas o los que se mueren de hastío. Los hay que se mueren de feos o de ojetes. Nunca he oído que alguien se muera de pendejo, es una pena. Pero sí hay muertos de culpa... qué pinche.
Mi mamá, La Rubia Superior, tenía un tío cuya madre (o sea la bisabuela del bombón que esto escribe) asustada del alto nivel de cachondería de su nuera, achacaba la prematura muerte de su hijo a que su mujer lo había matado "de amor". En este entendido de los excesos, supongo. Para el caso mí tía abuela política debe haberse estado muriendo de cachonda también.
Ayer pensé que si me tenía que morir este fin de semana, quería que fuera de hueva. Que el sábado dormiría hasta que me escupiera la cama y el domingo hasta que se me floreara el ombligo.
Ahí la llevo.
Monday, January 01, 2007
Getting Old
Sí pues.
Otro año.
Hoy ha sido un día nostálgico.
Lo intenté pero no pude salir de la cama, ni de las letras, ni de la música... to pa mí, to pa dentro.
Hace muchos años que tenía ganas de estar con mis padres un año nuevo... a los cercanos les sonará increíble.
Creo que el primer año nuevo que pasé 'lejos' fue el 2000. Era novia reciente de El Artista y su familia me invitó a Cuautla con ellos. Nos fuimos desde el 25, creo. Y el 31 a las 23:50 el ojo Remi se instaló en mi carita... en medio de un ataque de dolor-cosquilla, lloraba y me reía... y las suspicacias de El Artista crecían.
El invierno siguiente, tras estrepitoso truene con el mencionado y suspicaz hombre, me di a la fuga en dirección a Madrid. Así, la llegada del 2001 me agarró con mis tíos y mi prima, cenando pato a la naranja, entre lagrimones por la reciente partida de mi otra prima. Después de las uvas y los abrazos, recibimos a los vecinos, amigos de años, y luego nos seguimos —sólo los jóvenes— a brindar por los bares del barrio.
Para el diciembre que siguió yo ya era la dulce y abnegada esposa del chico de mis sufrires. Puse mi arbolito re lindo. Decoré nuestro hogardulcehogar en total Christmas Chic y el 25 me cuadré a la tradición de mi nueva familia política: todos a brindar por el año nuevo fuera de la ciudad. Todos juntos y borrachos brindábamos, mi suegra, además de borracha estaba aterrada... por primera vez veía realmente 'perdido' a su puchunguito. Y a mi, en plena gozadera de miel sobre hojuelas post matrimonial, aún no me caía el veinte de en la que estaba metida. Feliz e inconsciente 2002.
Para la entrada del 2003 ya no era todo tan lindo. Mis padres habíanse ido a un crucero por Europa para pasar allá Navidad y Año Nuevo, con mis hermanos alosquelesalcanzóparaelplan. Obvio, El Artista y yo no fuimos... pliiiiis, si nos bastaba con amoooor. Jah. Así que tó con la familia política. Ande, por casarse. Y la suegra que se pone bien punk ese invierno. Y El Artista que la manda de puntitas por las cocas, justo el 25. Así que de retache a la ciudad, solapas. Dizque a disfrutarnos. Sí, cómo no. Terminamos pasando el año nuevo del 2003 en la casa de un desconocido —para mi— tender del histórico Bull, el afamado Mike. Solapador de cuanta peda anecdótica había en el historial post adolescente de El Artista y sus compinches. Todos pedos, todos desconocidos, todos decadentes... brindaban con sake, yagh. Yo, entablada con un vaso del tamaño de un pepsilindro que el Único Amigo rellenaba una y otra vez de absolut tonic, recuerdo haber estado realmente triste, haberme sentido francamente sola y fuera de lugar. Aunque fuera el alma de la fiesta. Aunque mis carcajadas fueran sólo como las de Garrik, un magistral reir llorando.
Meses después me divorcié. Ese invierno seguía en shock. La nochebuena hice una gran colaboración a la chimenea de la casa familiar con un montón de recuerdos. Fue mi ritual de cerrar ciclos, supongo. El 2004 lo recibí en casa de unos extraños, provenientes de Guadalajara. Había quedado con un viejo amigo periodista de "bebernos" el año nuevo. De eso nada. Fue raro. A lo sumo nos fumamos un par de toques que poco efecto nos hicieron. Mis padres, como siempre lejos, en esa idea fija de La Rubia Superior de que el Año Nuevo no se recibe en casa.
Poco después partí en busca de quién sabe qué chingados a Playa del Carmen. Así la llegada del siguiente año nuevo, 2005, me agarró allá, montada en mi macho (jaaaaah, bueno hubiera estado). Decidida a no dar mi brazo a torcer en un regreso anunciado a la ciudad. Con un noviete chacalón y malandro, que se había dado a la fuga perseguido por Dios sabe qué delitos; acosada por un mafioso de octava y amenazada por una pueblerina despechada (estaba enamorada del chacalón). Ay qué feo que estuvo. Lo único bueno fue que me adoptó la familia de La Mamá de la Cocotilla y que dulce Manolo con sus carcajadotas andaba por ahí cerca. Cómo las quiero. El Sapo Vengador, me oyó en aprietos y se fue a pasar allá el japiniuyiar. Al final se unió también La Nutrióloga, que tenía dos amigos que en su borrachera me declaraban amor total mientras tambaleábanse por la Quinta y yo pensaba: "ooooquelachinita, ¿¡por qué de estos dos no se hace uno!? por favor, que no vaya a ser éste mi destino fatal".
Para el año nuevo 2006 yo ya estaba otra vez aquí. De vuelta en el terruño familiar, después de un sustazo que nos dio Papá Doctor. Con todo, él y la Rubia Superior agarraron su patín pa la fiesta de fin de año. Corrieron al trópico y me invitaron, es cierto. Pero la verdad me entró la amarguencia y preferí quedarme. Ná de fiestas. Ná de ná. Hermanos cada quien pa su lado. Yo decidí pasarla sola, nomás conmigo, en la casa que crecí. Al final La Amistad quiso unirse a mi plan grinch. Y en realidad empezábamos a divertirnos bebiendo y diciendo babosadas cuando de repente, antes de la media noche, se fue la luz. Jaaaaaah. Vaya fiasco. Y vaya frío.
Este año se los pedí. Les dije que era importante para mi estar con ellos y estar aquí. Que los echaba de menos. Y La Rubia Superior accedió, canceló sus invitaciones para pasar la fiesta lejos y me torturó llevándome de compras el 30 para preparar la cena. Hizo una rica pierna, pidió a La Mujer de los Ojos Hermosos ayuda botanera y enchuló toda la casa. Yo se lo agradecí. Mucho mucho. Sólo quería abrazarlos y decirles que los quiero, que gracias. Aunque me vaya a dormir temprano, aunque no quiera platicar con los doctores, aunque no quiera hablar mucho ahora. Que lo que quiero sólo es saber que están aquí juntito, que me puedo acercar en silencio y recibir un cariño detrás de la oreja. Que me hagan piojito y que me soben la espalda. Nomás.
Otro año.
Hoy ha sido un día nostálgico.
Lo intenté pero no pude salir de la cama, ni de las letras, ni de la música... to pa mí, to pa dentro.
Hace muchos años que tenía ganas de estar con mis padres un año nuevo... a los cercanos les sonará increíble.
Creo que el primer año nuevo que pasé 'lejos' fue el 2000. Era novia reciente de El Artista y su familia me invitó a Cuautla con ellos. Nos fuimos desde el 25, creo. Y el 31 a las 23:50 el ojo Remi se instaló en mi carita... en medio de un ataque de dolor-cosquilla, lloraba y me reía... y las suspicacias de El Artista crecían.
El invierno siguiente, tras estrepitoso truene con el mencionado y suspicaz hombre, me di a la fuga en dirección a Madrid. Así, la llegada del 2001 me agarró con mis tíos y mi prima, cenando pato a la naranja, entre lagrimones por la reciente partida de mi otra prima. Después de las uvas y los abrazos, recibimos a los vecinos, amigos de años, y luego nos seguimos —sólo los jóvenes— a brindar por los bares del barrio.
Para el diciembre que siguió yo ya era la dulce y abnegada esposa del chico de mis sufrires. Puse mi arbolito re lindo. Decoré nuestro hogardulcehogar en total Christmas Chic y el 25 me cuadré a la tradición de mi nueva familia política: todos a brindar por el año nuevo fuera de la ciudad. Todos juntos y borrachos brindábamos, mi suegra, además de borracha estaba aterrada... por primera vez veía realmente 'perdido' a su puchunguito. Y a mi, en plena gozadera de miel sobre hojuelas post matrimonial, aún no me caía el veinte de en la que estaba metida. Feliz e inconsciente 2002.
Para la entrada del 2003 ya no era todo tan lindo. Mis padres habíanse ido a un crucero por Europa para pasar allá Navidad y Año Nuevo, con mis hermanos alosquelesalcanzóparaelplan. Obvio, El Artista y yo no fuimos... pliiiiis, si nos bastaba con amoooor. Jah. Así que tó con la familia política. Ande, por casarse. Y la suegra que se pone bien punk ese invierno. Y El Artista que la manda de puntitas por las cocas, justo el 25. Así que de retache a la ciudad, solapas. Dizque a disfrutarnos. Sí, cómo no. Terminamos pasando el año nuevo del 2003 en la casa de un desconocido —para mi— tender del histórico Bull, el afamado Mike. Solapador de cuanta peda anecdótica había en el historial post adolescente de El Artista y sus compinches. Todos pedos, todos desconocidos, todos decadentes... brindaban con sake, yagh. Yo, entablada con un vaso del tamaño de un pepsilindro que el Único Amigo rellenaba una y otra vez de absolut tonic, recuerdo haber estado realmente triste, haberme sentido francamente sola y fuera de lugar. Aunque fuera el alma de la fiesta. Aunque mis carcajadas fueran sólo como las de Garrik, un magistral reir llorando.
Meses después me divorcié. Ese invierno seguía en shock. La nochebuena hice una gran colaboración a la chimenea de la casa familiar con un montón de recuerdos. Fue mi ritual de cerrar ciclos, supongo. El 2004 lo recibí en casa de unos extraños, provenientes de Guadalajara. Había quedado con un viejo amigo periodista de "bebernos" el año nuevo. De eso nada. Fue raro. A lo sumo nos fumamos un par de toques que poco efecto nos hicieron. Mis padres, como siempre lejos, en esa idea fija de La Rubia Superior de que el Año Nuevo no se recibe en casa.
Poco después partí en busca de quién sabe qué chingados a Playa del Carmen. Así la llegada del siguiente año nuevo, 2005, me agarró allá, montada en mi macho (jaaaaah, bueno hubiera estado). Decidida a no dar mi brazo a torcer en un regreso anunciado a la ciudad. Con un noviete chacalón y malandro, que se había dado a la fuga perseguido por Dios sabe qué delitos; acosada por un mafioso de octava y amenazada por una pueblerina despechada (estaba enamorada del chacalón). Ay qué feo que estuvo. Lo único bueno fue que me adoptó la familia de La Mamá de la Cocotilla y que dulce Manolo con sus carcajadotas andaba por ahí cerca. Cómo las quiero. El Sapo Vengador, me oyó en aprietos y se fue a pasar allá el japiniuyiar. Al final se unió también La Nutrióloga, que tenía dos amigos que en su borrachera me declaraban amor total mientras tambaleábanse por la Quinta y yo pensaba: "ooooquelachinita, ¿¡por qué de estos dos no se hace uno!? por favor, que no vaya a ser éste mi destino fatal".
Para el año nuevo 2006 yo ya estaba otra vez aquí. De vuelta en el terruño familiar, después de un sustazo que nos dio Papá Doctor. Con todo, él y la Rubia Superior agarraron su patín pa la fiesta de fin de año. Corrieron al trópico y me invitaron, es cierto. Pero la verdad me entró la amarguencia y preferí quedarme. Ná de fiestas. Ná de ná. Hermanos cada quien pa su lado. Yo decidí pasarla sola, nomás conmigo, en la casa que crecí. Al final La Amistad quiso unirse a mi plan grinch. Y en realidad empezábamos a divertirnos bebiendo y diciendo babosadas cuando de repente, antes de la media noche, se fue la luz. Jaaaaaah. Vaya fiasco. Y vaya frío.
Este año se los pedí. Les dije que era importante para mi estar con ellos y estar aquí. Que los echaba de menos. Y La Rubia Superior accedió, canceló sus invitaciones para pasar la fiesta lejos y me torturó llevándome de compras el 30 para preparar la cena. Hizo una rica pierna, pidió a La Mujer de los Ojos Hermosos ayuda botanera y enchuló toda la casa. Yo se lo agradecí. Mucho mucho. Sólo quería abrazarlos y decirles que los quiero, que gracias. Aunque me vaya a dormir temprano, aunque no quiera platicar con los doctores, aunque no quiera hablar mucho ahora. Que lo que quiero sólo es saber que están aquí juntito, que me puedo acercar en silencio y recibir un cariño detrás de la oreja. Que me hagan piojito y que me soben la espalda. Nomás.
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