Wednesday, December 23, 2009

Furball

Hace mucho que no sé bien qué decir... ni cómo decirlo...
Que se me van las ideas y mis historias en alimentar una novela a la que no le veo final y que probablemente no lea nadie además de mis padres y hermanos.
Eso no importa hoy.
Hoy importa que todo eso que llevo sin decir tanto tiempo se me está atorando en la garganta y que no hay ni frase ni tosido capaz de expulsarlo... Furball, furbaaall!!!

"Pero todo esto te lo estoy diciendo en vano porque tienes los ojos en la boca y sólo puedes ver cuando comienzas a hablar. Por consiguiente: o tu proverbio no vale nada, o en el sur no hay nadie que te espera, y si lo hay está esperando a algún otro. Si no, ¿cómo hago para entender por qué estás aquí en el norte y conmigo?"

Encontrado en el Libro Rojo del Diccionario Jázaro de Milorad Pavic, gracias a Ira que me lo recomendó hoy... ella, que suele compartir generosamente su sabiduría conmigo dijo también: creo, María, que siempre aprendes más si te quedas que si te vas.

Nomás que hoy no entiendo nada, y no quiero salir, ni pensar, ni hablar, ni quedarme. Me quiero fugar de aquí a febrero a la ensoñación mágica de mi colección de caleidoscopios.
No quiero explicar algo que me parece tan obvio y cuya incomprensión es capaz de confundirme tanto.

Furball. Argh. Cof. Aaaaagh.

Wednesday, September 02, 2009

Sopas

en la disyuntiva de leer o escribir... o ya de plano mejor dormirme... pero todavía no tengo mucho sueño. aunque hoy sí creo que no tarda.
tampoco tengo muchas ganas de escribir... no sé, no me he podido concentrar mucho en la novela.
y más bien, me da por pensar que tengo miles de pendientes. miles, en serio.
buscar papeles que me pidió mi contador, vaciar el bendito sillón rojo de mi recámara, repleto de revistas, libros, papeles varios, folletos, cámaras, tarots, bufandas a medio tejer... colgar el organizador que compré hace meses, limpiar el secreter nuevo que no he podido estrenar... ya de paso podría mover muebles... también quiero pintar mi librero para cambiarle el ñoño look rústico por una onda más "vintashosa". debería también hablarle a mi Miss para seguir con nuestro intercambio (ella me da clases de canto y armonía, y a cambio yo le doy un tallercito narrativo), y recuperar mi teclado, que se llevó a reparación hace mucho. hace falta también un reacomodo importante en mi clóset. ah, y bajar de la cajuela del coche una caja de cosas de chilango que no he querido vaciar en todo este tiempo. orden, chingao... me falta mucho orden. debería también ir al súper y llevarme una caja de cosas que le voy a dar a mi hermano... y esto es sólo de lo que me acuerdo ahora mismo. sopas. y escribir. y no me está saliendo. (también creo que traigo el humor medio torcido porque le dieron un golpe anónimo a mi coche... grrrrrrrr y claro, me recuerda que a veces sufro mi vivienda excéntrica).
en fin..., era sólo un desahogo —jajajaja— medio abrumado, pero nada más. ¿es cierto que existe una carrera que se llama "administración del tiempo libre"? parece chiste, but i really seem to have a problem with that.
a dormir, sea.
a ver qué tal.

Thursday, July 23, 2009

Una de dos

Hoy después de despertarme y tener ganas de llorar porque no me gusta del todo cómo va la novela, ví este video y pensé que mejor debería dedicarme a hacer performances de estos:



... o tomar algo más eficaz para el síndrome premenstrual.

Thursday, July 16, 2009

vieja historia, mal final (pobre mujer)

ayer mi hermano me confesó que estuvo a punto de matar. que fue un accidente. también me contó que lo persiguen y que ahora existe en el mundo una familia que lo mataría a él si lo encontrara. pobre, van varias noches que no duerme con la escena en la cabeza y la sangre en la conciencia.
yo le creo que fue sin querer, porque dice que usó un arma blanca... siempre pensé que el uso de un arma blanca es la mejor prueba de qué tan en curva te agarraron la situación y ese coraje agudo que arde en el cuerpo cuando te dan ganas de matar a alguien. él usó un desarmador que le había prestado su ex mujer para arreglar la guantera del coche uno de estos sábados que pasó por sus hijos como cada fin de semana. pensaba devolvérselo. ahora ha decidido que no lo hará.

Friday, July 03, 2009

Va de retro, va de retro

Exageré el otro día que les dije que una victoria y que no sé qué...
Nosiertoooooo.
No mentí, sólo se me fueron las cabras.
Ninguna victoria.
Si no le gané a nadie nada.
Pero pues sí me emocioné y lo conté con la palabra equivocada, seguramente porque no encontré una que quedara a la medida.
Sigo sin encontrarla.
Pero ya decidí que no es "victoria".
Y es que esto no empieza en son de batalla.
Es más bien, de momento, una saudade de voluntades.

Saturday, June 20, 2009

Cursi e infatuada

Ando cursi. E infatuada. Primero infatuada y luego cursi. ¿Qué tanto? La mirada se me pierde y recurrentes suspiros involuntarios vienen a rompérseme en la garganta sin avisar.
Chale.
Adolescenteando a estas alturas con todo y la experiencia de lo necesario que en momentos como este —porque hubo una primera victoria, informo— es mantener bajas las expectativas.
Pero es que sus ojos... ay, sus ojos.
Los míos ya se cierran, justo ahora que está aquí, que no hablamos más y sólo me mira.

Tuesday, June 16, 2009

No me pidas la cabeza

No me pidas la novela que tengo en la cabecera
porque si la presto no soy yo.
No me pidas mis cassettes, sin mi música y mi brete
pierdo mi poder de seducción.
Pídeme que viole los secretos íntimos de tu sagrario,
pero no me pidas el salario.
Pídeme que me debata entre el pensamiento y tu belleza,
pero no me pidas la cabeza.

No me pidas que te cele,
no me van ciertos papeles y pierdo mi credibilidad.
No me pidas que te represente ante tu buena gente,
no tengo carnet de identidad.
Pídeme si queres que te enseñe algunos trucos de cocina,
pero no me pidas gasolina.
Pídeme que te haga cuentos como un buen ratón de biblioteca,
pero no me pidas discotecas.

Frank Delgado

Wednesday, June 10, 2009

Hoy... hoy... hoy... hoy...

Hoy me encontré no uno ni dos, sino tres vochos rosas. Tres distintos (uno era magenta metálico, otro era rosa Barbie y el tercero rosa Pepto), en distintas zonas (del Valle, Águilas, Av. Toluca), en el transcurso de sólo dos horas... Tienen que estar de acuerdo conmigo en que eso tiene que querer decir algo. Algo importantísimo. Como que puedo desear lo que yo quiera y me será concedido porque, a todas luces, el cosmos sólo quiere verme feliz, por ejemplo.
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Hoy vi al Ex Novio Prohibido. Y es el de siempre... y juntos somos los de siempre. Pero sonríe con más confianza, satisfecho de sus decisiones, de sus batallas.
Me abrazó y me recordó lo bien que me conoce. Ya no se asusta de mi locura, ahora hasta la encuentra seductora (a toro pasado, cómo no).
No me sorprende que me escuche mejor que nadie. Me da gusto ver que sigue siendo mi gran cómplice. Always have, always will... Precisamente ahora es un enorme alivio saber que no lo perdí.
En medio de nuestros amores por tormentosos asumidos y resignados, a él le cuesta entender que El Cineasta no esté loco de amor por mí.
Lo más bonito es que, por una milésima de segundo, con esa mirada suya, logró que yo tampoco lo entendiera.
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Hoy, mientras en el auto me atormentaba la idea de mi poco entender hecho bolas, le pedí un mensaje a mi iPod... Por respuesta, escuché Paper Bag de Fiona Apple. Sopas. (Pero sigo necia).

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Hoy hubo avances más concretos en la planeación del ataque mentado... la cosa es que a falta de poder apostar por su efectividad (ajá, hoy es día de azote), y ante la terrible inseguridad que provocan un par de llamadas sin respuesta, por lo menos hay que estar seguros de que sea certero. Sigo informando.
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Hoy se va de viaje. Y todo mi tinglado de hilos de araña que comunican sutilezas expansivas sin más peso que el de una pelusa, se viene abajo. Damn it.

Friday, June 05, 2009

D2m

No es lo mismo decir "no eres tú, soy yo, discúlpame, adiós", que "eres tú y también soy yo, pero dame dos minutos, que ya arreglo lo mío...".
Yo hoy soy la versión "dame dos minutos" (también conocida como D2m).
Y es que ya empiezo a entender, me ayudaron un par de osos, El Adorable Sapo Vengador, Roomie y Peppette Malibú: uno sólo puede tener claros sus deseos (no los del otro)... y lo lógico es actuar consecuentemente.
Así que oficialmente voy para allá, a ver si por sus rumbos se vende lo que acá se necesita. Oficialmente quito las manos y espero (de verdad, de verdad) que lo que pase nos agarre confesados.
Porque esto no, no se encuentra todos los días.
Porque nunca me perdonaría no intentar ni saber de cierto que no.
Porque él tampoco se perdonaría pichicatear con esos dos minutos tan mentados.
Mañana se preparará el primero de varios ataques.
Más información, por este blog, en breve.

Wednesday, June 03, 2009

Not enough

Tao, la gatita de El Sapo Vengador, ha decidido que mis piernas o mi regazo son el mejor sitio para acurrucarse. Lo decidió desde el domingo pasado. ¿Será que algo me sabe? ¿que huele mi desencanto?
Hace un par de años, en una de esas sesiones interminables, El Cineasta, exaltado, repetía —a propósito de la distancia que nos separaba y de el abrazo que le acababa de mandar— "not enough, not enough, it's not enough".
Hoy yo, quizás ilusa, pero definitivamente parada en otra esquina, pienso que tal vez viene a ser buen tiempo de compartir con él (no con otro, con él) más que las esporádicas horas que siempre se nos quedan cortas. Sus miedos lo hacen dudar que nunca vaya a ser buen tiempo. Porque se conoce, porque se teme, porque –como yo— ya se sabe el final de la historia, porque no me quiere arriesgar. Porque el inciso B de nuestro acuerdo es que no va a haber pedo. A mi ego le convendría creerle y darle palmaditas a mi ansiedad... pero hoy sólo puedo pensar que "he's just not that into me". Hoy no debería importar que sus ojos ayer lo delataran con otras versiones, que las sonrisas se le escaparan y una comodidad inusual en él revelara más de una mirada que espejeaba a la mía. Hoy, cobardemente, es todavía buen momento para correr.
El gran problema es que sé que no me lo imaginé, ahí estuvo. Hace menos de 48 horas hubo más que el acostumbrado vuelo de cabezas. Hace 24 todavía tenía la certeza de que hay algo y es fuerte. Hace 18 entendí que sólo es casi tan fuerte como su resistencia y apenas un poco menos que su miedo.
Con la novedad (Oh, My Sustness!) de que la kamikaze soy yo. Que sé que está punk y aún así quiero apostar y correr el riesgo.
But that's just me.
And that's just not enough.

Thursday, May 14, 2009

La vida sigue igual

De pronto la gente aparece y desaparece mejor que si estuviera orquestada por el mismísimo David Copperfield. Seguramente le pasa a todo mundo. Y seguramente pasa todo el tiempo. Es sólo que por estos días la actividad en el departamento de ilusionismo de mi película se agudizó y me agarró de sorpresa por ejemplo, la reaparición de aquel Cineasta que hace un par de años desapareciera del mundo conocido apenas unos días después de que nos confesamos nuestro mutuo crush. Casi un año después nos topamos en el aeropuerto una tarde que yo escapaba a Madrid y el volaba a LA. Cuando me pidió que nos encontráramos al terminar su visita a la Casa de Cambio y la mía a mi banco asentí con una sonrisa, pero al salir de Banamex me alejé lo más posible de la zona donde había posibilidades de volverlo a encontrar. La semana pasada, mientras revisaba mi facebook en espera de alguna respuesta del Falso Ingeniero (aparecido hace poco más de un año, luego de 13 de ausencia y desaparecido en fechas recientes por causas desconocidas), encontré a cambio al Cineasta de vuelta. Las noches son de nuevo insuficientes para volarnos la cabeza... y las confesiones sólo han sido reiteradas. A mi, con todo y que tengo muy claros los peros, los viajes, las distancias, los horarios, la locura (suya y mía), me da emoción que me invite a sus sueños. Aunque me cueste negarme que tal vez no es buena idea soñarlo demasiado.
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Qué mes raro ha sido éste. La gente a mi alrededor está asustada, recelosa, desconfiada, enojada, incrédula, temerosa, insomne, ansiosa... Yo llevo muchos días cobijada en la casa familiar: llegué huyendo de las obras de Revolución y Patriotismo, luego corrí a Miami y al regreso me instalé aquí para garantizar la tranquilidad de la Rubia Superior a propósito de los contagios de influenza a h1n1. Ayer que ya tenía pensado dirigirme a mi casa después de los vinitos con Campanita y El Pedazo de Animal, no encontré mis llaves. El caso es que no termino de volver a mi casa, ni de irme de acá. Es como si... como si... como si... no sé, como si no fuera buen tiempo.
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Hoy hace un año que La Nena se fue. Y como muchos otros días pensé en cuánto la extraño. Recordé el último día que nos vimos. Ale, su sobrina, me contó sus últimas horas, sus últimas conversaciones. Lloré. Lloré su falta y su sonrisa ausente, lloré mis promesas incumplidas, lloré mi desamparo, porque sí: me dí cuenta que me he quedado sin cómplices. Fui con Ale a comprarle flores. Al llegar a esa parte de la calle donde hay muchos árboles, antes del cruce con la avenida, recordé todas las veces que de niña recorrí ese trayecto con La Nena tomándome la mano... Siempre en ese punto yo proponía: ¿nos vamos por el bosque? Y en vez de caminar en recta por la acera, tomábamos el camino diagonal entre tierra, pasto y árboles que no sumaba más de 50 metros. Ése era mi bosque.
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Viví muchos años pensando (y diciendo, desde luego) que no me gustaban las flores. Me callé cuando a mi primer novio —a los 19 años— se le ocurrió regalarme una hermosa rosa roja cada mes. No sólo eso: cuando empezaban a marchitarse, las ponía a secar de cabeza para que conservaran sus pétalos, y durante un par de años las guardé. Entonces decía que sólo me gustaban esas flores, y sólo por su significado.
El Ex Novio Prohibido era un rockero rudo entre cuyos cortejos hubiera sido impensable contar regalarme flores. Y sin embargo, un día de arrebato, sin ningún motivo aparente, se aventó el detallazo de llegar con un ramo de rosas rojas para mi, que me aventé la groseriota de olvidarlo en su cuarto de ensayo. Bu. Nunca más. Desde entonces los ramos de rosas rojas me provocan esta sonrisa nostálgica y resignada fruto de lo imposible y lo irrecuperable.
El Artista
con quien me casé, el novio más detallista de todos los novios que pueda haber en el mundo mundial, a lo largo de 4 años me regaló de todo (y quiero decir, todo), excepto flores.
Hoy en el puesto, rodeada de girasoles, acacias, lilys, gerberas, nubes, claveles, rosas, geranios, aves del paraíso, margaritas, violetas, orquídeas y demás exquisiteces, me acordé de mi cuando decía que no me gustaban y pensé que sí, que seguro me estoy haciendo mayor.

Monday, April 13, 2009

De viajes y mentiras

desde un noveno piso en Coral Gables busco entre mis recuerdos alguno que me dé referencias de la cultura norteamericana... me asomo a la linda terraza: un Kentucky y un McDonald's me hacen dudar... pero no... no lo encuentro... pienso en su industria cinematográfica, aunque lo chistoso aquí es que ir al cine no es una actividad cotidiana como lo es para la clase media de México, hay pocos cines en comparación, las funciones son carísimas y los gringos de Miami —con todas sus nacionalidades— prefieren ver las pelis que su país produce (para el mundo, según se ve) en salas de segunda y fuera de temporada por sólo un dolaruco... quizá por esas, entre otras razones, provoca una sensación paradójica la observación de la cultura gringa de Miami, tan desdibujada y tan plural, tan revuelta y tan racista, tan lejana y tan adoptada a la vez. tan impregnada y tan ajena. tan hecha bolas, tan malograda y a la vez tan efectiva. me parece el mejor ejemplo una frase que repetía a menudo el banquero padre de una gran amiga mía: decía algo así como que lo bueno (entendido como lo que funciona) es enemigo de lo perfecto. desde luego, este es el paraíso de la imperfección, pero de que funciona (en términos 'banqueros') no hay duda.

la visita a mi querida Pepette, ya nomás por el simple hecho de compartir con ella un poco de esta transición, ha resultado de lo más grata. es un gusto verla instalada y valiente a pesar de los pesares. resuelta a darle otra vuelta a su vida sin más armas que su cabecita siempre a mil y esa sonrisa con la que se sabe infalible. esperando —por primera vez desde que la conozco— con paciencia que el tiempo y la distancia hagan lo suyo y que este nuevo mundo que se está inventando, la sorprenda cualquier día de estos con un montón de satisfacciones.
parece mentira todo lo que ha tenido que pasar para que de su lado y del mío nos diéramos cuenta de cuánta falta nos hacía cambiar de sitio, de gente, reinventarnos más parecidas a lo que queríamos ser antes de que la vida se nos tornara en una resolución de circunstancias continua.

últimamente tantas cosas parecen mentira... como que hoy una tormenta se vaya a abrir paso entre los cielos hasta llegar y azotar inclemente estas costas, dicen los meteorólogos.

Monday, April 06, 2009

Casi natural

Es de noche en la Condesa. La de los chairos que encuentran una discreta forma de socializar mientras pasean con sus perros por Ámsterdam o el Parque México. La de modelitos que gastan sus tardes en el Qi moldeando suculentos cuerpos. La poblada de ejecutivos con onda y conciencia “de avanzada” que optan por motocicletas para transportarse. La misma que se ha convertido en el ombligo del Sueño Chilango donde se cristaliza el anhelo de la familia feliz en una tolerante gama que abarca desde los modelos tradicionales como el matrimonio conservador, hasta los súper liberales de abarraganamientos bugas, gays, mixtos, dinks y demás variaciones, pasando por las comunas tipo Friends. Esa en la que las mascotas juegan un papel importante: son parte vital de la dinámica y estilo de vida condechi, perros con personalidad, con educación, con collar y correa, especímenes dignos del selecto grupo de afortunados habitantes de la colonia más codiciada por el adulto-contemporáneo-chilango cool. Salvo cuando no.
Este miércoles, como cualquier otro, la noche condechi discurre como siempre: casi natural.
En el circuito de Ámsterdam a la altura de Laredo, desde el interior de mi coche recién aparcado escucho un rechinido de frenos. Entre éste y un chillido más agudo apenas se oye un golpe. Luego reina el silencio, la circulación se ha detenido unos metros atrás y cuatro peatones parados en la orilla del camellón con sus perros estupefactos, miran al centro de la calle.
A mi lado pasa un Audi rojo que reduce la velocidad y se orilla unos cuantos metros adelante. De él baja titubeante un guaperas veinteañero, de gorra blanca y bronceado casi perfecto (ostenta un ominoso, casi ofensivo, barro en la nariz enrojecida que indudablemente es una de las dos razones que tambalean hoy, ahora, su caminar). Los demás autos se han detenido en la esquina: respetuosos, esperan a una chica que desciende de la acera. Una linda morena bajita de vestir anodino (jeans equis, suéter más normal que feo) y estilo desdibujado, que sólo llama la atención por la gran bolsa de plástico que lleva en la mano. Una bolsa negra de basura que impertinente, pero oportunamente le ha ofrecido uno de los meseros del restaurante de mariscos que recién abrió en esa esquina. Ella se dirige cabizbaja a un bulto peludo de raza indeterminada que yace inmóvil en el pavimento, mientras las luces de la calle y de sus faros se reflejan en el líquido espeso que ya se expande entre la superficie de la calle y el occiso.
El guaperas aspira —también— a ser decente, supongo. Parado a media calle, “grita” como el que ruega no ser escuchado: «¡Hey!». La chica desde luego ni voltea. Con delicadeza mete a su perrito a la bolsa, lo acomoda muy suavemente, como si no quisiera lastimarlo, como si no estuviera muerto.

En ese preciso momento hace su aparición un tercer personaje: un hombre de treinta y pocos a quien el pantalón de vestir no le estorba para recorrer esta ciudad en la motocicleta que ahora le sirve para escabullirse entre los coches parados, adelantarse y detenerse en medio de la escena. Con la pierna derecha en el pavimento sostiene el peso de su vehículo al tiempo que sube la visera de su casco anaranjado, un poco para ver mejor, otro poco para —él sí— hacerse escuchar. Estratégicamente ubicado entre el dueño del Audi y la dueña del muerto, ha decidido mediar en la incomunicación circunstancial: «Tranquilo, güey, no fue tu culpa. No traía correa, tú tenías el siga, era negro…». Razones que al involuntario canicida le parecen suficientes para abortar la misión de apersonarse a ofrecer una disculpa o —ya si uno se pone más generoso— cualquier ayuda. Con sus músculos infladitos de culpa y esteroides da media vuelta, sube a su deportivo rojo-rojísimo, lo arranca y se va apenado, tal vez por causar sin intención tanto alboroto en el natural transcurrir de la feliz colonia, quizá sólo por su repugnante barro.
Ella ya está en la otra acera, con la bolsa llena de su perro-sin-correa muerto y las manos llenas de sangre.
Bajo de mi coche, me le acerco y le pregunto «¿Te puedo ayudar en algo? Dime qué necesitas…». Me mira indignada, niega con la cabeza y se aleja molesta, perturbada.

Quizá, seguramente, yo habría reaccionado igual. Con mi perro sin raza —y sin correa— ya sin vida también…

Quizá no estamos todos locos, quizá sólo me tocó ser testigo de una muerte casi natural.

Friday, March 27, 2009

Mariposas de cesárea

hoy tengo un nuevo ex novio. chale.

a mi mamá la pone verde que diga "chale". y "chido" le para los pelos de punta.

pero de verdad pienso que habría estado chido enamorarme. y ella también lo piensa, que no se haga. hoy la vi triste cuando le conté que habíamos terminado. creo que le hacía ilusión volver a pensar en mí emparejada. y a mi también, para qué me hago.

mi amigo Stalker, desde su trinchera (según él realista, según yo pesimista) dice que las mariposas en el estómago están sobrevaluadas. que a estas alturas estorba más de lo que ayuda ir en pos de ellas. que lo que hay que hacer es bajar la vara, detectar las buenas oportunidades, tomarlas y aceptar que that is as good as it gets. aunque no haya maripositas.
yo puedo concederle un punto: quizá estén sobrevaluadas para algunos... entiendo que si sólo han oído o leído de ellas y hasta este momento no las han sentido en propia víscera, el desencanto ante la búsqueda infructuosa los lleve a dudar de su existencia. de verdad lo entiendo.
a mí —que haberlas sentido antes me inhabilita para conformarme con menos— también me desencanta no encontrarlas una vez más, pero es distinto. sé que por ahí andan y podría identificarlas porque conozco bien algunas de sus características: que suelen presentarse por sorpresa, que vienen acompañadas por un involuntario temblor de las extremidades y una sonrisa idiota, que se llevan el hambre y que algún rebote extraño de su aleteo provoca que a algunos se nos vuele la cabeza, que alteran la percepción del correr del tiempo —lo minimizan en presencia de la persona que las provoca, y lo alargan inclemente y burlonamente en su ausencia—, que provocan súbitos ataques de cursilería y dramatismo, que causan tanta y tan inmediata adicción como la cocaína, y que el vacío que dejan al irse duele.
esta vez sólo duele que simplemente no aparecieran cuando ya las esperaba con todo y cena de bienvenida preparada.
alto ahí. quizá éste es el punto (seguro éste es el punto): que suelen llegar por sorpresa, que no hay que esperarlas, mucho menos preparar ningún tipo de manjar que ofrecerles para festejar un arribo premeditado. que no, no se puede programar su nacimiento por cesárea. que no. que deben partirnos naturalmente.

Tuesday, March 17, 2009

No alarms and no surprises II

Resulta que al cuarto para la hora la Ex de mi nuevo novio se aventó el puntadón de desinvitarlo porque se enteró de que tiene una nueva novia. Bueno, no se lo dijo así, pero en el nebuloso mundo que yo veo por estos días mi versión es ésta y es la única que cuenta, sorry. (Para esto es mi blog, nomás faltaba.)
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Mi Roomie (que es lo máximo) dice que lo que me pasa es resultado de que acabo de hacer limpieza general. Tiré miles de cosas viejas, reacomodé recuerdos, remodelé mi recámara, moví los muebles, quité cuadros. Además me deshice de una agenda llena de citas para cumplir un montón de sueños ajenos que llevaba a cuestas y me hice de una nueva, medio vacía e incierta. Es de esperarse una racha de estornudos a cuenta del polvo removido, cierta incomodidad al ver las paredes vacías y las marcas que en ellas dejaron los cuadros viejos, y el abuso en el consumo del azote ahora que hay tiempo libre para pensar en razones (siempre demasiadas) que lo justifiquen.
Lo cierto es que hoy me sentí de nuevo cansada. Dudosa. Confundida. Torpe. Frágil. Triste.
Es que no hallo cómo quitar esas marcas que estorban para acomodar mis nuevos cuadros.
Es que me da miedo perderme demasiado en la ensoñación de mi colección de caleidoscopios.
Es que ayer fue mi concierto de la gira In Rainbows de Radiohead. Que sí, nos hizo el favor de regresar tarde. Mínimo trece años después del flechazo con que –cada uno de los que fuimos a verlos ayer y antier— los incorporamos a nuestro más íntimo soundtrack. Y es que a pesar del innegable disfrute, yo, predispuesta tal vez, sí sentí el desafortunado descontexto.

También es que en el setlist de mi concierto faltó No Surprises... tan conmovedora que habría sido con una lacrimosa lluvia de leds azules y amarillos.
¿Es que así cómo no me van a dar ganas de llorar lágrimas de colores?

A heart that's full up like a landfill,
a job that slowly kills you,
bruises that won't heal.
You look so tired-unhappy,
bring down the government,
they don't, they don't speak for us.
I'll take a quiet life,
a handshake of carbon monoxide,
with no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
Silence, silence.
This is my final fit,
my final bellyache,
with no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises,
no alarms and no surprises, please.
Such a pretty house
and such a pretty garden.
No alarms and no surprises (get me outta here),
no alarms and no surprises (get me outta here),
no alarms and no surprises, please.

Sunday, March 08, 2009

No alarms and no surprises

Desde que me divorcié, hace casi seis años, me rehuso a hacer planes a futuro. No me importa si es cercano o lejano. No me gusta... y tampoco me sale. Por eso sólo los hago cuando no queda de otra. Por ejemplo, cuando se trata de conciertos cuyos boletos venden meses antes del show obligándote a decidir con aventuradísima anticipación qué harás en la tarde y noche de un día en el que aún no sabes si tendrás cólico. Como toda moneda, tanta antelación tiene dos caras...

Cara A:
En su segunda cita con El Bloggero Escritor, por ahí de noviembre pasado, mi Roomie recibió de regalo un par de boletos para el concierto de Beirut. Él se la jugó a lo grande, ni sabía si se ganaría una tercera cita, pero se curó en salud: si esto va bien, le dijo, ojalá me quieras invitar a mi... si no, pues para que vayas tú e invites a quien quieras. El concierto fue a finales de febrero. El tiempo entre la segunda cita y la presentación de Beirut acomodó todo para que afortunadamente llegaran de la mano al Lunario, se dieran de besos a la menor provocación y al término del concierto se fueran a dormir a la misma cama donde seguramente hicieron el amor. Aún es difícil saber si serán felices siempre y comerán perdices, pero la primera parte de su historia sí tuvo final feliz.

Cara B:
Mi nuevo novio tiene una buena lista de exes. Con la última sigue en contacto. Resulta ser que la familia de ella lo adoptó y aunque su relación de pareja haya terminado, no lo suelta. Bueno, hay que decir que él tampoco los suelta a ellos. El hermano a estas alturas ya es uno de sus mejores amigos. Yo no tengo problema con ello. Claro, porque no los conozo ni se me ha pedido formar parte de la familia putativa (aún).
Hace unos días, camino a su departamento, hablábamos del inminente concierto de Radiohead cuando le pregunté emocionada: ¿tú vas a ir? En medio de argumentos varios que sostiene sobre el destiempo en que se presenta aquí la legendaria banda, contestó que sí y preguntó ¿tú con quién vas?, a sabiendas de que estaba aventando un boomerang. Con Roomie y otros amigos, ¿y tú? Mmmm, con Ex-Cuñado-Gran-Amigo y con... mmm, Ex, sí.
Uórale, dije, sin poder mantener mis cejas en su sitio. Agregó que originalmente no pensaba ir, pero que luego lo habían invitado y pues, fue antes de que nos conociéramos... Claro, los boletos se vendieron en octubre.

Things that make you go: chale.

Tuesday, February 17, 2009

Hasta mañana

a estas horas debería irme ya a dormir, y sin embargo me ganan las ganas de escribirle.
no sé bien qué... no tengo claro qué exactamente es lo que le quiero decir. sólo sé que empiezo a sentir cada día (por no aceptar con resignación que a cada rato) la necesidad de decirle algo, lo que sea. basta un "hasta mañana".
¿será sólo mi anhelo de cotidianidad? ¿o será que ya se arrancó la cotidianidad misma y yo ni cuenta me di? yo sólo sé que los días que lo veo mis caballitos se convierten en corcelazos desbocados que al día siguiente soportan estoicos —y hasta con torcido humor— el aterrizaje a la realidad incierta. me siento un poco en una montaña rusa... quizá es que perdí la costumbre de la altura y ahora resulta que me dan vahídos.
sea como sea lo estoy disfrutando.
un poco por sorpresa y otro poco porque quiero.
un poco porque me besa y otro poco porque lo muerdo.

Thursday, February 12, 2009

25 absolutely random things...

1. Mi tío me rebautizó Carmen Sol porque no le gustaba mi nombre. Hasta la fecha algunos de mis primos me llaman Sol.

2. Mi segundo nombre, María, me lo puso mi madre porque en la iglesia le dijeron que no me podía bautizar si no me ponía un nombre cristiano. Casi nadie me llama María.

3. Mi nombre de pila es nombre de hombre en Alemania, y viene de alguna diosa (de la fertilidad, dicen) escandinava.

4. Soy miope y astigmática, más miope del ojo derecho que del izquierdo, y más astigmática del izquierdo que del derecho. Nunca me ha molestado usar anteojos, me gusta.

5. El ojo derecho me rechina por las mañanas.

6. El frío me hace padecer dolores reumáticos en las piernas desde que tenía 4 años.

7. Tomé clases de ballet de los 6 a los 17 años.

8. Alguna vez pensé en serio dejarlo todo y volverme vagabunda. Vivir al día, sin preocupaciones de status, carrera, logros, expectativas, reglas, sociedad, nada.

9. No sé hacer café. Será porque no lo tomo, me altera muchísimo.

10. Fumo cigarros mentolados porque de verdad me gusta cómo saben y porque a los que les provoca esterilidad es a los hombres, no a las mujeres. La tercera razón es que la gente casi nunca gorronea de ellos.

11. Soy acuario con ascendente tauro y luna en sagitario en la astrología occidental, y tigre de madera en el horóscopo chino.

12. Me gusta lavar los trastes, pero odio muchísimo lavar la estufa.

13. Me gusta renombrar a las personas para hacerlas personajes únicos de mi historia.

14. Mi primer trabajo fue en la notaría de un amigo de mi papá. Se suponía que era un castigo. Yo me encargaba de arreglar el archivo, que estaba bastante mal antes de mi llegada. Dejó de ser aburrido al tercer día, cuando empecé a leer con atención las actas notariales y a inventar historias a partir de ellas.

15. Tengo dos perras, Gala y Lucca, ambas viven con mis padres.

16. Mi mamá me enseñó a tejer desde muy pequeña y es un pasatiempo terapéutico al que regreso periódicamente.

17. Me gustan las flores, todas.

18. No puedo ver cine oriental. Es un asunto de ojo poco abusado para encontrar las diferencias: los veo a todos iguales. Al paso de 20 minutos la trama se vuelve una pesadilla para mi: no entiendo por qué ése (al que según yo ya habían matado), se enreda con aquella otra ¡¿qué no eran hermanos?! Me angustio a lo largo de la película tratando de entender algo entre subtítulos y parecidos. Invariablemente salgo sin lograrlo y con unas historias de engaños e incestos gravísimas. Fatal, la paso fatal.

19. Creo fervientemente en el poder mágico de los vochos rosas que circulan por el mundo. Cada que veo uno, hago todo un ritual petitorio y pienso muy bien mi deseo, porque sé que sí se cumplen.

20. De mi etapa hippie comeflores conservo el gusto por los cueritos. Creo que ya no se me va a quitar.

21. El vino tinto y el chocolate necesariamente combinados con estrés o con tristeza me dan migraña.

22. Me gusta pintarme las uñas sólo de colores oscuros.

23. Odio tener que saludar a gente famosa o conocida, me da el síndrome de rancho, me incomoda incomodar, que piensen que soy fan o que me traten como si lo fuera.

24. Hago los mejores chilaquiles que hayas probado jamás.

25. Obviamente, prefiero lo salado a lo dulce.

... y sí, creo que ando enamorada...

Saturday, January 24, 2009

Tengo la piel cansada de la tarde

Hoy es uno de esos días...
Despierto a las 7, desayuno té inglés, pongo The Film Zone para hacer tiempo a que despierte el mundo en sábado y me ataca la nostalgia mientras dan una película que siempre quise ver. Una que por su título me recuerda a El Artista 1 y su changarro de entonces, que por su historia me lleva a los cariños entrañables de La Nena, y cuyo efecto en mi me restriega en las narices lo poco que falta para que cumpla años de nuevo.
Y claro, no es gratuito que estos días me sorprendan conmovida a cada rato por las memorias incluidas en mi ecléctico y humilde soundtrack, o que me identifique con aquello de que soy muy joven para sentirme vieja e irremediablemente mayor para sentirme joven.
A mis casi 34, cuando la mayoría de mis amigas tienen una vida hecha con marido, hijos, obligaciones y un plan bien trazado, para mí, a cambio de la estructura salva, hay una baraja abierta con cartas que prometen viajes, amores, canciones, letras, historias, estudios y hasta una casita a la orilla del mar... cualquiera de ellos me haría feliz y sin embargo a veces siento que agoto inclemente el espacio para almacenar más recuerdos.
Y entonces me pregunto si alguno de los que guardo realmente vale el espacio que ocupa.
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Mientras tanto, suena Zap Mama con la memoria del Artista 1 y las más bienintencionadas e ingenuas promesas de amor eterno que se han hecho por acá.
O el "Corazón" de Silvio que entremezcla en sus acordes mis más inexpertos besos con la intención de un prohibido sujeto de tocarla sólo para que yo la cantara.
O "Santeria" que me regresa intermitentemente a dos mares: primero a las tardes de Mazunte leyendo cartas de amor, tierra y libertad, y después a aquel amanecer rabioso, desesperado e impotente en el mar Caribe.
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Y cuando leo los mails del Artista 2, con su intensidad desbordada y urgente, me pregunto si estoy lista para jugar con él a enamorarnos y perdernos después. Si en verdad quiero empezar a guardarlo en mi memoria con el soundtrack que tan bien va construyendo para esta historia que está tan lista (ella sí) para empezar como para terminar.

También me pregunto con qué otros recuerdos, además de los de mi tempranísima infancia y los de las tardes olientes a linaza en su estudio —él pintando, yo leyendo—, se me revolverá la memoria cuando en unos años más escuche aquello de "Tengo la piel cansada de la tarde".

Friday, January 09, 2009

La leyenda de El Vocho Rosa

A Uri Waizel, en memoria de los aventones universitarios y del talismán que me heredó.

En la segunda parada que hicimos para cargar gasolina de camino a la Riviera Nayarit, El Pedazo de Animal me gritó: ¡Miraaaaaaa! ¡Un vocho rosaaaaaa!
Lo teníamos justo ahí. Frente a nosotras, estacionado afuera de la tienda, como esperando a que le pidiéramos nuestros deseos. Y para colmo de nuestra suerte, uno de los 4 tripulantes de nuestro vehículo era Abba, una perra hermosa que serviría para coronar el ritual petitorio. En ese momento recordé que debería de tener mucho cuidado al decidir mi deseo —o por lo menos resignarme a las consecuencias—, porque se me va a cumplir. Ya se lo advertí al Pedazo de Animal (que el Vocho Rosa no falla) pero me parece que no me acaba de creer. Total, que sin perder el rosado auto de vista, cruzamos índice y medio de la mano izquierda y formulamos cada una su deseo. Después buscamos el lindo rostro de Abba y lo ratificamos (funciona como cuando te piden que escribas dos veces tu password, es algo muy delicado). Entonces descruzamos los dedos. (Sólo para aumentar mi certeza, mientras escribo esta línea suena Here Comes the Sun. Tómala, María, ahora te aguantas).

Creo que me pasa lo mismo que con la novela, que ya vi el final (¡por fin!). Ya hasta lo escribí y todo (hoy me gusta mucho cómo quedó, no sé mañana), pero me falta el 80% de la consecución de los hechos (y su narración, ahí nomás) para llegar al capítulo donde insertaré ese texto.
Y el conflicto, de momento, no es otro más que saber que se va a poner igual de cabrón mi deseo que la novela. Intuyo que durante un buen rato no habrá más que partos de chayotes y uno que otro momento plenísimo, si bien me va. Pero ya qué. Ya me metí en esto y creo que no hay vuelta atrás. En realidad, sólo espero que no haya vuelta atrás.

Y sí, tengo que confesar que, no contenta con mi fortuna, hice una trampa. Qué digo una trampa, un trampononón. Me tomé una foto con El Vocho Rosa (de matices tornasol, que —osh— no se notan en la foto). Bueno, con Abba y El Vocho Rosa… ¡jaaaah! A huevo.
Me fabriqué my one and only “lámpara maravillosa” (o su equivalente en moneda corriente). Pero eso sí, como las estampitas de los santos (o al menos como debiera ser con ellas si de verdad alguien las respetara), sólo sirve para emergencias: San Vocho Nain-guan-guan únicamente atiende —de ahora en adelante— deseos que, de tanto esperar la aparición en vivo de un vocho rosa para ser pedidos, estén a punto de morir.