Wednesday, January 30, 2008

El fin del mundo

Sí, ya. Coincido: qué hueva con las intensidades.
Y aún así, de pronto —aunque una se decida a mandarlas lo más lejos posible— aparecen sin invitación, sin aviso y a horas totalmente inaceptables en un manual de buenas maneras.
Esta madrugada, por ejemplo, soñe con el fin del mundo. Así como lo leen: con el mismísimo fin del mundo.
Iba yo en mi dulce coche con mi no-dulce hermana por el periférico. Al subir al segundo piso, a la altura de molinos, sólo alcancé a ver cómo todos los edificios de alrededor (todos es: los reales y los que sólo existían en mi sueño) empezaban a derrumbarse. Obvio, el segundo piso no tardaba en caer estrepitosamente y nosotras con él. Lo pude ver en mi mente segundos antes de que sucediera (¿alguien me explica cómo pasa esto en un sueño? tienes una imagen en la mente y ves otra imagen dentro de la mente de la primera imágen... y así... ) y alcancé a decirle a mi hermana que se pasara del otro lado.
Como en escena de Earthquake remixeada por Spielberg, todo fue caos: la caída, golpes, el coche hecho mierda, más edificaciones cayendo, gente saliendo de entre los escombros... Mi hermana y yo logramos salir del auto por la única portezuela libre, que era la mía. Ella sugirió que nos quedáramos a ayudar, o a morir (según se vea). Yo, egoísta, decidí que era mejor correr a algún sitio donde estuviéramos a salvo (su casa, por ejemplo) y volver luego, cuando terminara el desmadre, entonces sí a ayudar. ¡Qué angustia, qué cosa! Luego, en casa, ella se preocupaba porque había dejado mi auto (todo jodido) "ahí tirado así nomás", con mi computadora y los papeles del seguro adentro. Como si el seguro me fuera a pagar mi coche ¡¡¡en pleno Fin del Mundo!!! ¡¿Qué dijimos de intensear?!

El New Boss dice que mi sueño quiere decir que no estoy conforme con la estructura (o no-estructura, en este caso) de mi vida-mundo, y que me urge (consciente o inconscientemente) cambiarla. Su sentencia es que eso va a pasar lo quiera o no (NO el Gran Terremoto del Fin del Mundo, tranquilos, sino la sacudida a mi estructura-no-estructura, que nomás me pega a mi). Su advertencia final hasta sonó como una amenaza, amable, pero amenaza:

—Aguas, házle caso porque eso te viene de 'abajo' (quiero pensar que se refería a las profundidades de mi psique) y aunque no quieras o te falten huevitos para hacerlo tú sola, inconscientemente estás por provocarlo.

Luego se rió el muy cabrón. Se rió mucho.

Por lo pronto, aterrada, yo empiezo a ver señales a mi alrededor:
• Mis amigos acaban de cancelar el viaje de puente con que festejaríamos mi cumple...
• Mi madre (mejor conocida como La Rubia Superior) dice que no está dispuesta a aceptar que tenga un novio negro ni chino. Por supuesto, de una novia —del color que sea— ni hablar...
Papá Doctor decidió que no me ayudará más con las cosas de mi coche, que es tiempo de que las resuelva sola...
• Los del agua dicen que si no pago los 32 pesos que les debo correrán una orden de embargo en mi contra...
• Y mi queridísimo Bacalao Apestoso, a sus incipientes 4 añitos, me salió con la nueva de que ¡le gusta Timbiriche!

Fuck, fuck, fuck.

Tuesday, January 22, 2008

Me encontró y lo reconocí

Cuando oí su voz en el celular recordé la primera vez que hablamos por teléfono hace unos 16 años... Su timbre grueso, sin huecos, y el tono amable que usa al saludo, cálido y firme al mismo tiempo. Lamenté que en mi memoria quedara tan poco de su rostro.
Después, cuando lo ví, entendí que el recuerdo de sus rasgos sólo estaba bien guardado, acomodado, en orden. Así, en orden, fue reapareciendo mientras lo observé por cinco gratas horas... las mismas que él hurgó sin reparo en mis ojos. Los observó sin tregua, sin pena y con calmada ansiedad de entender qué ha pasado, qué alquimia me ha hecho otra. Lo celebró, lo sé.
Reconocí sus ojos tristes y esa sonrisa que cuando entra en confianza y se descuida lo delata hasta inocente. La mirada franca, inevitablemente desnuda, con la misma expresión satisfecha y divertida de "y-ya-qué" que ponía cada que la Chavita de Hueva (yes: me) con la que salía a los 17, le "censuraba" algo. Quizá me sorprendió que ya estrena canas y que su peinado in no desentone con ellas. Y sí, que los años le han caído con un montón de encanto. Me gusta mucho más que antes.
Sus manos son nuevas. O yo nunca las ví cuando nuestras salidas de pubertos. Seguramente estaban desaliñadas: uñas sucias, falanges regordetas, de adolescente enojado. Si ví eso, preferí olvidarlo. Las que usa ahora son pulcras, firmes y serenas, grandes, de falanges precisas y nudillos cicatrizados a dientazos de borrachos primerizos —medio adivino y medio sé.
Es curioso que hoy su boca me parezca un mosaico de las bocas, por mí observadísimas, de otros hombres a los que tampoco besé: la gran área-sonrisa de Ephram (con todo y diente chueco), el movimiento de Arturo, totalmente calculado entre la prudencia y el encanto. Las cicatrices del labio inferior, en cambio, son sólo suyas, y esas las había olvidado.

Mentí, lo del mosaico no es curioso. Lo realmente curioso es que conocí antes su boca que las de Ephram y Arturo. Ahora entiendo por qué me costaba tanto no mirarlas, por qué las recordé en un déjà vu traspapelado de la primera que me besó sin que yo correspondiera.

Friday, January 18, 2008

Ah, la tristeza

No sé si es que ya viene mi cumple.
No sé si es que cumplo 33 (dicen que es una edad "especial").
No sé si es que me siento muy sola.
O que no he ido a terapia en un mes, que olvidé la última cita y tengo que pagarla anyway.
O que huelo cambios en el aire.
Tal vez tiene que ver con que creo que algo que quiero se está muriendo.
O con mi culpa porque me siento asesina, imprudencial, pero asesina.
Quizá sólo sea que La Mujer de los Ojos Hermosos me dio un reiki ayer y me removió todo.

Y seguro sí es que me siento tremendamente vulnerable y que hoy (como si fuera la gran iluminación) recordé otros lejanísimos momentos similares y descubrí que cuando estoy así sólo sale lo peor de mi. Y que no tiene nada de extraño que la gente, por así decirle, se desconcierte y no entienda y me mire con cara de "en serio qué loca estás, en serio me cuesta un huevo entenderte, y en serio me empieza a dar hueva hacer el intento". Y yo con mi cara-fraude de soycool, de soymadura, de tengotodobajocontrol y además soylinda ybuenaonda. Que, por cierto, como es fraude, cada vez me sale menos bien. Chale.

La cosa es que ando de un triste bárbaro.
Barbarísimo.
Qué bárbaro, qué triste ando.
En serio.
Snif.

Friday, January 11, 2008

¿QUIÉN SE ACUERDA DEL TAMAGOCHI?

La mascota virtual noventera por excelencia. Comían, dormían, iban a la escuela y al baño… hasta se estreñían, vaya. Y luego, obvio, lloraban hasta un buen (buenísimo) día, morir.