Sunday, September 24, 2006

De cuando yo fui hippie comeflores

Hoy me acordé de un trovador cubano al que solía ir a escuchar al Péndulo de la Condesa cuando era una hippie comeflores. Tenía 19 añitos y un novio --El Tigre-- soñador, un piscis idealista y sensible de largos rizos.
Recién terminaba la preparatoria, estudiaba actuación y producción de la voz en el honorable CADAC por las tardes y por las mañanas tranquilizaba la buena conciencia de mis padres asistiendo a la UNAM en pos de un título universitario que me garantizara un futuro más prometedor que mi incipiente carrera artística.
Aquel trovador cubano llamado Frank Delgado estuvo un período corto en esta ciudad… A saber qué habrá pasado con él… por qué no se habrá quedado… igual no le gustó la idea de venderse así nomás ante el sueño capitalista, o tal vez no le gustó tener un bonchecito de fans post adolescentes rebeldes sin causa ni conocimiento de ella. El caso es que un buen día no se presentó más en la célebre cafebrería condesera. Ante mi desconcierto y tristeza El Tigre hizo lo que pudo por conseguir y comprarme un casete del cubano (de edición casera y limitadísima, of course) que escuchamos una y otra vez en el estéreo de su cavalier gris último modelo. Claro, era cómodo ser idealistas hippies comeflores desde su casa en la Herradura y la mía en Olivar de los Padres. (Sé lo que están pensando… sí, ese era amor del bueno, miren que recorrer esa distancia a diario para verme… (suspiro)). Cómodo y romántico, cómo no.

Era lindo escuchar esas canciones con el casi nulo conocimiento de lo difícil que puede ser la vida y de lo duro de la lucha, sin haber vivido con un poco más de conciencia lo crueles que podemos ser todos ante las desigualdades y lo indiferentes que nos podemos volver cuando la lucha se torna individual, cuando ya sólo importa la supervivencia. Auch.

En fin. Un día dejé por la paz el asunto del teatro y el canto para dedicarme de lleno a mi carrera universitaria en otra universidad donde conocí al Novio Prohibido. Claro está que yo, que había tenido que morderme la lengua al terminar cayendo en la Ibero después de haber renegado de esa “pinche escuela fresa” hasta el cansancio, me ocupaba mucho y bien de no mimetizarme en ese ambiente. Así que mantenía mi look y mi speech… también mantenía mi música de contenido y convicciones. Así que un día de esos de compartir “rarezas” con el Novio Prohibido nos llevamos mi casete de Frank Delgado a su destartalada combi azul. Le gustó… me pidió que se lo prestara unos días y ese fue el fin. Lo perdió el babotas.
Volví más de una vez al Péndulo a buscar la música del buen señor Delgado pero no hubo modo. Vamos, hasta le pregunté por su casete a El Tigre un día de reencuentro y tras decir que quizá estaría arrumbado en alguna caja por ahí, no volvió a aparecer más.
Hoy, más de diez años después, lo encontré en la red… y me trajo muchos recuerdos. Tantos y tan ricos. Pero sobre todo removió en mí una sensibilidad que creía dormida a base de los prozac concentrados que le he venido dando a mi alma para la desilusión y el desasosiego. Comparto, cómo no.

Con la adarga al brazo


Apareciste en la mitología de mi amor
De la mano de mi madre,
Con un acento raro y una boina tornasol…
Un día me contó que ya no estabas y se le quebró la voz.

Aprendí tu diario y tus mañas de orador
Como la biblia moderna.
Y con Ché Comandante y la suite de las Américas
Ya completé el rosario y el Avé María de mi religión.

Guevara, tú vuelves al camino con la adarga al brazo,
Pintado en los pulóveres de los muchachos
O vigilante desde la pared.
Por eso, te llevo en mi cartera como un buen resguardo
O como la casera estampita de un santo
Para que me proteja y me jale las orejas si algún día malo
Me olvido del Ché.

Tus hijos comieron del mismo pan que comí yo,
Fuimos al mismo colegio,
Viviste con el pueblo en su misma condición,
Por eso estás al lado de Camilo y a la izquierda de Changó.

Y a los que te utilizan como tema del sermón
Y hacen todo lo contrario,
No les permitiremos más discursos en tu honor
Ni que usen tu retrato
Si van a predicar lo que no son.

Guevara tú vuelves al camino con la adarga al brazo,
Pintado en los pulóveres de los muchachos,
O vigilante desde la pared.
Por eso, te llevo en mi cartera como un buen resguardo
O como la casera estampita de un santo,
Para que me proteja y me jale las orejas si algún día malo
Me olvido del Ché.

11 comments:

elisa said...

Órales, esa no me la sabía. Qué lindo el novio Tigre que te lo consiguió (nunca lo hubiera pensado, la verdad, pero ya ves que una se equivoca, que los prejuicios están a la orden del día. A propósito, justo hoy estuve recordando al novio mío de esa época, conocido del Tigre claro está, y lo que implica para mí que el muchacho haya hecho toda una vida con una conspicua mujer de poder que ahora se encuentra en el primer círculo de un señor chaparrito, peloncito y pelelito...me imagino si acaso este muchacho guarde algún recuerdo de su ex izquierdosa). A ver si luego me invitas a escucharlo.
Besos

Negra said...

Sólo te dejo un abrazo grande y muy fuerte.

Nacho said...

Yo las únicas flores que como son las de calabaza... -y eso si están en quesadilla-.

Pero cómo hay canciones que nos transportan no?

* DJ ZE PEQUENHO * said...

últimamente he escuchado mucha canción de portesta, quí en San Salvador, apenas llevo mesymedio y la izquierda está dura en la universidad (en presencia, no tanto en acción).

salu2

Miss Neumann said...

Me da muchisisisimo gusto que lo hayas encontrado, ahora ya no lo prestes, nunca mas (solo a mi)

María said...

Daria, si, ese novio era un buen tipo. Qué cosa lo del novio tuyo de esa época!!! qué vueltas que da la vida!!! en fin. Lo escuchamos juntas cuando quieras, mientras te mando abrazo fuerte.

Negra, gracias, yo te mando otro igualito.

Nacho, si bueno, eso me pasa a mi todo el tiempo... la música me secuestra a cada rato.

Dj ze..., gracias por pasar por aquí, bienvenido. Suerte en San Salvador, ¿qué andas haciendo por allá?

Miss Neumann, jaaaaaaaah, ¿a poco te gusta esa música? no me lo hubiera imaginado nunca. Pero bueno, si es así, faltaba más, te lo presto cuando quieras. Besos.

Querido Sapo Vengador... ¡wow! ¿qué fue eso? tres nice, eh? abrazo fuerte, atorroz.

Nadal said...

Hasta me acordé de mis 19 añitos, con tardes largas y muchas tazas de cafépa cambiar al mundo. De pronto siento que ahí dejé algo mío que extraño y que igual está perdida entre verso y verso de una de esas canciones troveras. Besos.

Mr. gonX said...

Yo conocí también a Frank Delgado!!

Es uno de esos trovadores de avanzada. Dime donde pudiste descargar su música, me harías muy feliz.

Frank Delgado es parte de los recuerdos que guardo muy gratamente de momentos muy bellos de mi vida, junto a "las edades de Lulú" y "Lucía y el sexo".

Anonymous said...

Yo nunca pude ser de aquellos que bebían café para creer en los falaces cánticos (ay, pero que bonitos cánticos) de los trovadores. Luego por eso se desprestigia cualquier reivindicación, porque sólo cuando somos jóvenes traga-cosas nos damos oportunidad de escuchar.

Ay. Aún me encuentro rolas que reverberan en mi memoria en forma de burbujas, lagrimeos o risas desternilladoras.


P.D Ayer pasaron Annie Hall.

María said...

Y mira que no es poco el tiempo que ha pasado, estimado Nadaliano... Sin embargo, esa simple sensación de haber dejado algo perdido u olvidado entre estrofas contestatarias y tazas de café templado, nos deja la esperanzadora certeza de que aún existe. Besos de regreso.

Míster querido: eeeeh, otro recuerdo paralelo y compartido. ¡qué bonito! claro que te digo, no sólo eso, te haré una copia de mi nuevo tesoro. Besos.

Indigente iletrado: seguro eras del bando de los nihilistas, de esos que se clavan en leer a Nietsche y en explicarles a sus post adolescentes fans que "la vida es una mierda y al final te mueres." Encantadores. Me surgen de tu comentario un par de preguntas:
¿por qué será más fácil para los jóvenes tragar cosas, y cuentos? ¿si sigo creyendo es señal de que pese a mis años aún soy joven?
¿qué rolas reverberan en tu memoria en forma de burbujas?

PD. Chale, no la vi, con lo que me gusta esa de míster Allen.

Juan Solo said...

Futa genial, hippie comeflores y el nombre del trovador, me dejas robarte tanto el concepto como el nombre??? Debo utilizarlos para algo que risa!!!