Estuvo buena la friega de la mudanza.
Y pasó de todo. Mi buena amiga Alex salió al quite con su traje del El Sapo Vengador a echarme la mano sin restricción alguna. Desde empacar hasta cargar, limpiar y acomodar. El primer día, tras empacar y cargar cuanto pudimos las dos solitas en los dos autos en que cupo el 70% de mis "bienes" materiales, no terminábamos el primer viaje cuando a 50 metros de llegar a la glorieta de san jerónimo, chanclas, que se despedorra el Sapomóvil. Yo con mi cochecito cargado de chunches (hornos, computadora, maletas con ropa, electrodomésticos varios, y un larguísimo etcétera) no podía dejar a la Honorable Sapo ahí tirada, así que rodeé la glorieta, me orillé a la orilla y me detuve donde se paran los peseros, puse las intermitentes, los seguros y me bajé. Crucé la avenida de forma por demás temeraria: esquivando a cualquier cantidad de taxistas, peseros y automovilistas asesinos y pasando por enmedio de la obra vial entre tierra y varillas. Cuando llegué al inútil hotwheels en que se había convertido el otrora Sapomóvil, su conductora, entre enojada y divertida, como siempre, sugirió esperar unos minutos. 20. 40. Nada, no arrancaba. "Ok, esperemos más". Mientras, los limpiaparabrisas revisaban el motor y opinaban como si supieran por lo menos alguito de mecánica. Y nos trajeron anticongelante, agua y hasta una jerga mojada para enfriar ¿la bobina?. Bien buen pedo los chavos, lo que sea de cada quién. Aunque en realidad no tenían ni la más repepina idea de lo que le podía pasar al patín del diablo ese.
Otros 25 minutos...Nada que arrancaba. En eso pasaron unos mecánicos de la Honda y ante un par de guiños de El Sapo Vengador (que cuando se lo propone se transforma en la Zorra Vengadora) se acercaron a prestar su amable ayuda. Le movieron tres cablecitos, luego uno de ellos metió su dedito índice en una cajilla extraña mientras Sapo-Zorra Vengadora, abanicaba el aire con sus pestañas de Clarabella en el intento más sexy que se haya visto nunca de encender un motor... Todo para que el mecánico en cuestión dijera: "no, ya ni lo intentes, le vas a quemar la marcha y no va a jalar. Tiene barrida la banda de distribución. No lo vas a mover de aquí más que con grúa. Suerte. Adiós".
Entre las muchas monerías que se le adjudican al Sapo Vengador, está la de la Memoria Selectiva. Que justo ese día no había seleccionado recordar la necesidad de guardar los recién recibidos papeles del seguro del Chafosapomóvil en la guantera del mismo. Y el dueño de sus quincenas, trabajando sin podernos ayudar. Y yo sin dueño de las mías pa darle lata (digo por aquello de que dicen que una tiene que hacerlos sentir importantes, necesarios, all that stuff). Pues na, que cerramos el carrillo que contenía mis puffs, zapatos, ollas y demás y se lo encargamos a los chavos mientras íbamos a buscar un taller cercano (para evitarnos la grúa). El más próximo estaba unos 80 metros atrás... mmm, ¿y si... ? ¿por qué no...? ¡Chingue su madre! ¿nos lo aventamos en reversa? (A ver: eje 10, un sólo sentido, hora pico, en medio de un cuello de botella por la obra vial) Chingue su madre. Va.
Y los chavos limpia parabrisas a toda madre otra vez. "Va, nosotros les ayudamos... Mira, yo paro a todos y ellos dos te empujan, tú nomás en neutral ahí te la vas llevando, nomás abusada, no me vayas a planchar." Y resultó re bien.
El nuevo mecánico, de nombre Carmelo y cara idéntica a la del famosísimo Santa Clós dijo que no había banda desgranada ni barrida y le cambió la bobina, con eso jaló. Pero seguia teniendo un falso en el ¿distribuidor? ¿generador? ¿regulador? Whatever. Pinche Avalancha Pirata.
Al final, mientras El Sapo Vengador le sacaba brillo al baño y yo a la cocina, comentábamos la inminente necesidad de adquirir un nuevo Sapomóvil. Lo que no quedó claro es si será verde, ni si estará blindado. Tampoco si estará acondicionado para que El Sapo Vengador vaya de pie, saludando a sus admiradores con su manita de tres dedos -en la que el de enmedio es considerablemente más largo que los otros dos-, con sus pestañas de Clarabella abanicando a todos los pasajeros y su risa cínica y enfermita a flor de boca. Yo creo que debería, ¿no?
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6 comments:
¡Qué chocoaventura! Entrañable el sapomóvil, eh. Que al final todo saliera bien es la muestra de la buena vibra del batracio ese. Ahora me explico que no llamaras. Perdón igual por no llamarte, pero el asunto tesis empezó a querer fluir, y no me podía dar el lujo de desperdiciar ese flujo. ¿Me invitas pronto?
No necesitas invitación tontita. Cuando quieras.
Suerte y avances con la mentada tesis. (Estoy empezando a odiarla más que tú, ja. ¿se podrá?)
Cuanta celebridad!!
Los que si necesitamos invitación ¿la solicitamos por mail?
Ah, se me olvidaba: Unas fotos del sapomovil no estarían nada mal.
Y tus fans también recibiríamos agradecidos y sorprendidos algunas imágenes de los involucrados en la aventura.
jajajaja! No, no... cómo crees, Míster G??? ¿cómo que solicitud por mail? Hombre, es que como no hay aún tanta confianza, me da pena invitarlos sin haber puesto un mínimo de orden ni tener dónde sentarlos. Sólo hay dos puffs :( Pero, de verdad que haremos algo con tono inaugural. Y de verdad que será pronto. Y por supuesto que los amigos del blog estarán todos invitadísimos.
Con respecto a las fotos, mmm, pues intentaré hacer por lo menos una recreación provisional. Y por otra parte, perseguir al honorable Sapo Vengador a ver si quiere salir en una foto conmigo.
Yo tenía un automóvil... Y murió por un "pedo eléctrico" que nadie supo componer... Ahora lo guardamos en el garage para cuando sea rico y famoso, como muestra de las muchas aventuras que se vivieron con, desde y adentro de "Priscila"...
A.K.A. el "Nachomovil"
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