Wednesday, July 30, 2008

¿Será melón o será sandía?

no me puedo quejar: de las veces que he tenido que tomar una decisión crucial, siempre ha sido por lo menos entre bueno y bueno.
la otra vez que recuerdo haberme sentido abrumada por la necesidad de escoger entre melón y sandía, melón era un novio al que adoré y me adoró (despite todo lo demás), y sandía era un futuro marido del que me enamoré lo suficiente como para decidir que sería el único hombre que dormiría en mi cama en lo sucesivo e imaginarme que esa condición podía ser perpetua. luego me sonó a cadena y ya no me encantó, pero ese es otro cuento.
hoy la circunstancia es distinta, pero me abruma igual. y aunque aquí la cosa no inmiscuye novios ni amores, implica un cambio significativo, caminos diferentes, destinos totalmente distantes.
y mi mente se va sin remedio a imaginar mis finales en universos paralelos determinados por mis elecciones.
luego —en paralelo, pero en este mismo universo— hay que elegir coche... ¿camioneta o coche? ¿coche o huevito? ¿chic o práctico? ¿capricho o necesidad? ¿rojo o negro? ¿plata u oxford? ¿estándar o automático? ¿italiano o japonés?
...y para rematar, decidir si me aviento a dedicar mis tardes-noches a un solo hombre, si estoy lista o más me vale asumir que soy una egoísta de siete suelas, una curiosa irredenta que aún no sabe dejarse querer y que no va a estar lista hasta que no haya una versión real del amor libre, libérrimo (aunque también puede que sean todas estas unas magnas chaquetas porque mi cabeza —con sentimientos entremezclados— explota en otro lado).
¿usted por cuál vota?