Friday, June 30, 2006

Viajo ligera

Gracias al amigo al que envidio por que él fue al Madrid y yo no…, al que se acordó de mi el día de su boda pensando en apuestas y razones válidas para casarse y al que me recordó recientemente y en momento clave lo importante y grato que es viajar ligero. Todos son el mismo. Gracias, Miguel, te quiero.

Y yo, que tantas reservas tenía de conocerle.

O de dejarme conocer por él o por quien fuera.

Y yo, con mis máscaras… caretas de aliviane y de chica cool que más que mentirosas funcionan como impenetrable escudo de mi vulnerabilidad…

Y yo, que entre risas, ironía y sarcasmo me encargo de decir a gritos sordos: “No chico, no se te ocurra pensar que soy débil o sensible. Tengo todo bajo control.”

Y yo, que a fuerza de repetirlo… pues claro, me lo creí.

Mira tú que al final me salió el tiro por la culata… que por el nervio no paré de hablar, que por ratificar mi seguridad respondí con aplomo y detalle a todas sus preguntas y ahora resulta la imparejidad de que él lo sabe todo y yo casi nada.

Y él, que un día bajó la guardia con un recriminado “te echo de menos” que alborotó la boca de mi estómago con emoción adolescente y vértigo.

Y él, que todo lo que tuvo que hacer fue preguntar, y sonreír, escuchar con atención y mirar con verdes ojos a ratos incrédulos y a ratos asombrados.

Y yo, que de pronto me descubrí pensándolo y esperando sus letras o su ventana o su música como si mi escudo estuviera de vacaciones.

Y si, confieso que tuve un lapsus de ilusión. Incluso que, envalentonada por una ráfaga de optimismo pensé que era tiempo de darle un añito sabático al mentado escudo y dejarme llevar… aun con el riesgo de que el destino fuera, una vez más, un paraje lluvioso.

No fue. Ni paraje lluvioso ni esplendorosa playa. Simplemente no fue.

Algo pasó, se frenó la inercia del enamoriscamiento y se me cayó la ilusión al tiempo que a él se le cayó el interés.

Me queda sin embargo, que me ha gustado conocerlo y que, en honor a la justicia, debo agradecerle la confrontación no sólo con la Mi Misma urgente de desescudarse, sino con lo que parece ser LA nota: la susodicha está dispuesta a hacerlo, quiere enamorarse de nuevo.

Yes, I do.

Con todo y la serenidad que me han dado tales certezas, debo admitir que en esta tarde de lluvia y calma me vino a la mente él, su expectante sonrisa de mueca, sus ronchas y “sus días”… y se me dibujó una sonrisa y no pude evitar pensar en qué estaría él haciendo ahora.

Yo, hoy, más que el domingo en que le dije todo esto sentados en la cíclica mesa del principio, ando viajando ligera. Llevo mi cámara, eso sí, y voy tomando fotos mientras pienso en los cuadros que aún me faltan por colgar.

8 comments:

Polly Harvey said...

Hola llegué aquí por casualidad, como suele ocurrir en esto de los blogs. He leído tus últimos post y me ha gustado mucho tu estilo, transmites mucho de tí en tus posts no importa si son largos o cortos.

Te estaré leyendo. Saludos!

Nacho said...

Amiga María.

Eres una gran mujer, siempre con un -crudo pero- sincero consejo bajo la manga y esa mirada que parece que domina el paisaje desde cualquier ángulo.

Que tristeza que no pasara nada, pero que fortuna que te puedas dar de nuevo la oportunidad de que pase, de dejarte llevar, de aprender -de nuevo- las mariposas y los nervios previos a la llamada telefónica.

Te deseo mucho éxito y mucho amor.

Y que por primera vez, sea él el que esté detrás de una gran mujer.

Gracias por tu apoyo.

Tu amigo el publicista.

Bridget Jo said...

bravo! bravo! bravissimo! sólo escribirlo te pone del otro lado.
aquí estamos para aplaudir cuando el próximo enamoriscamiento encuentre la puerta de casa abierta o para poner curitas cuando el 'chichón' lo amerite.

GOMÍS said...

Sí, sí es importante aceptar que uno está dispuesto a abrirle la puerta una vez más al amor. Y con ésto sabemos que no será fácil, que los escudos siempre estarán ahí para que los usémos cuando se necesiten.

Me gusta vivir la vida peligrosamente. Siempre me lo repito y a cada rato me echo a correr para no salir lastimado.

Ya llegará de nuevo...ya llegará.

Bob Guijarro said...

L'amour... es esa cuestión de nosotros mismos que podemos controlar a voluntad pero somos incapaces de desear controlarlo. Que entre a tu vida, si llega el correcto, que pase de largo si es el erróneo y que se quede contigo por siempre si es lo que te hace sentir bien.
Besos.

María said...

Polly Harvey: Gracias, muchas. ¡Qué bien que te ha gustado! Eres siempre bienvenida por aquí. Abrazo.

Amigo Don Nacho: me has sonrojado y conmovido con tu comment. En serio. Anyway, los buenos deseos (esos en los que yo aprendo otra vez en la clase de Maripositas I y Nervios Pre-llamada II ) lograron dibujarme una gran sonrisa en el rostro. Te mando abrazo fuerte fuerte.

Jo: gracias por esa que pareció standing ovation, jajajaja. Ya stamos.

Chai L: Gracias, es bueno recordar que la opción de no salir lastimada siempre existe, aunque se asuman los riesgos de vivir "peligrosamente". Qué bien que regresaste por acá. Saludos.

Bob: qué bonito lo que me dices! aunque, he de confesar, no creo ya en el "amor para siempre", me gusta la idea de pensar en un amor de eternidad con fecha de caducidad.

HW: en realidad tampoco fue una cuestión de tanto azote, mentiría si me pusiera de víctima sufridora... pero de cualquier modo, es cierto que en algún sentido estoy del otro lado... del de Mi Misma, ja ;)

Bob Guijarro said...

Una replica: al decir "para siempre" me referia a que los sientas siempre... las personas no entienden (o no entendemos pues) que no es regla o ley que tengamos que vivir con quien queremos para toda la vida. Se pueden ir rotando. Tu mejor amigo hoy puede ser tu mayor enemigo mañana y viceversa. Asi que ama con pasion y odia con pasion... nunca sabes, a lo mejor tu superman termina casado con tu lex luthor...

Anonymous said...

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