Monday, January 29, 2007

Perdonables

Como no me morí, tengo que hacer algunos ejercicios para hacer más llevadero esto. Primero, perdonar a un chingo de gente:

A los que no me hablaban en el kinder.
A los que se rieron cuando a medio festival de día de las madres... diablos, se me cayó la falda.
A la Miss Susan que era medio cabrona conmigo.
A la Miss Rocío que me puso como chancla cuando le mentí que tenía 6 años, nomás por el gusto de ser mayor.
A La Niña de los Ojos Hermosos por inventarme pesadillas mientras dormía... y por no dejarme dormir con ella cuando me moría de miedo; por las veces que me hizo muladillas; por abusar de su autoridad de hermana mayor; por hacerme sentir que no merecía ser su amiga. Por no perder oportunidad de señalar mis faltas.
Al Bigbro por los dos años que me dejó de hablar, por su ironía infinita e hiriente, por demostrarme cuán enojado puede estar; por usarme de punching bag sin mucha consideración.
A La Rubia Superior por haberme tenido poca paciencia, por haberme obligado a comer huevos revueltos y mole de olla, por haber estado medio ausente durante un tiempo, por haberme prohibido al Ex Novio Prohibido, por no ser feliz conmigo cuando lo necesité, por ocuparse tanto de que yo no olvidara su autoridad.
A Papá Doctor por un par de miradas reprobatorias que de sólo recordar me causan un vacío y una opresión enfermiza; por anteponer a Bigbro sobre todo, siempre; por ese día que no confió en mi.
A todos los que se rieron de mi cuando, a los 12 años, en el concurso de oratoria, me pasmé sin poder hablar durante más de 2 minutos.
A Un Güey, que se pasó de lanza.
Al Novio de la Secun, por apostar a que andaría con él y luego por pintarme el cuerno a la semana.
A El del Primer Beso, por irse lejos y seguir mandando cartas. Así nomás.
Al Doctor to Be, porque le dio miedo mi hermana.
A El Tigre Toño, por haberme cortado a lo menso.
A El Ex Novio Prohibido, por sus mentirotas. Y por no darse cuenta a tiempo.
A Manuel, por haberme amenazado, por haberse matado y por habernos dejado a todos sin derecho de réplica. Por dejarme para siempre y de recuerdo la duda de lo que quería decirme y la culpa de no haber estado.
A El Artista por llevarme entre las patas de su inestabilidad. Por su frialdad y su dureza. Por el engaño, aunque fuera sin querer. Por la desgana. Por hacerme dejar de creer. Por el miedo.
A El Norteño, por cabroncete.
Al El Ex Manager y su Secuaz Resentido, por abusivos y estafadores, porque nos bajaron una lanota al dulce Sapo Vengador y a mi, entre otros tantísimos.
Al Otro Pro-deli-ducer, por trinquetero también.
A El Mafioso, por hijodeputa, por haberme querido poner las manos encima, por haberme estafado y por haberme robado, por mentirme, por usarme y por chantajearme. Por abusar deliberada y cínicamente de su poder pasando por encima de tantos.
A La Ex Amiga, por llamarme "alacrán rastrero" y "vívora ponzoñosa". (Ok, ok, sólo me dijo "venenosa", pero igual dolió). Aunque más bien habría de perdonarla por dejar de ser amiga. That's all.
A Los Inconmovibles, todos, por eso.
A los de Banamex por tan mal servicio que tienen y por complicarnos la vida a sus clientes.
A La Vecina Fodonga, por jetona y malvibrosa.
A mi, por mensa y por cobarde (cuando lo he sido).

En algunos casos será sencillo pero para otros necesitaré una ayudadita:

PERDÓN. m. Acción de perdonar. //Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda pendiente. // Fam. gota de aceite, cera u otra cosa que cae ardiendo. // con perdón. loc. adv. que se usa para referirse a algo que por decencia se cree que no puede mentarse sin licencia o venia de los oyentes.

Okei, (con perdón, pues) entenderemos que, en sentido estricto, se vale que a uno que otro le deje caer un chorrín de aceite hirviendo como perdón, ¿qué no?

PERDONAR. tr. Remitir la deuda // Precedido del adverbio no, da a entender que la acción del verbo que seguidamente se expresa o se supone, se realiza en todas las ocasiones posibles. NO PERDONAR ocasión de lucirse, NO PERDONAR un baile, NO PERDONAR la burla.

Ya pues, ustedes sí perdonen la burla.
Que yo también quiero perdonar a todos los demás.

Tuesday, January 23, 2007

No me morí

Esos días de echar la hueva fueron suficientes. No para morir (buuu) pero sí para juntar los cachitos que quedan de una (o sea, yo) después de cada cierre. Y para agarrar fuerzas para el que sigue y práctica para disminuir el agobio editorial.

Ayer fui a ver Scoop, de Woody Allen y pensé que en las últimas dos semanas (y antes también, pues) a mi me ha pasado lo mismo que a Sondra : me "enamoré" de algunos de mis objetos de investigación, mis anteojos estorbaron a la hora del beso (cierto, a veces es un buen pretexto) y me dio penita ver que el amigo mago se puso a hacer sus suertes con un speech preparado para 'todo público', aún cuando fue invitado "de civil" a una fiesta.
________
El Ex Novio Prohibido anda acuartelado y está a la espera de que en cosa de días empiece la filmación de su "proyecto"... whatever that means. El guión del largometraje —que ya tendría yo que haber leído— ha sufrido algunos cambios, cuentan. A veces, cuando soy consciente de que no nos dejan ser amiguetes, me dan ganas de charlar horas eternas con él, de recomendarle un par de libros, de que me recomiende algo de música, de comentar su guión... Y entonces me pesa extrañarlo. Otras veces puedo ignorar un poco que lo echo en falta. Cada vez más. Supongo que me estoy acostumbrando.
El Cineasta Atormentado, en medio de la preproducción de su prometedora peli, se dio el tiempo para invitarme y desinvitarme a una fiesta e invitarme luego a un café o 'algoasí'. Era un fin de semana complicado para 'algoasí', así que le pedí posponerlo.
El Señor de los Relojes, (con quien mi anécdota más reciente es del todo karmática y les contaré en otro post) apareció el viernes, de noche, y con las exigencias típicas de su temperamento dominante... Mensaje al celular:
—¿Dónde andas? Invítame a cenar, tengo hambre.
—Lo siento, ya tengo plan,— tardé en contestar desde mi cama, con el desplante típico de mi temperamento indominable.
—Ta bien, mejor olvídalo. Así forzada ni la reversa,— envió, apuesto que antes de que le llegara mi respuesta.
Qué miedo... y eso que me cae re bien.
El Abogado tiene una novia nueva con la que parece estar contento. Eso nos hace automáticamente amigos, ora sí. Tanto, que ahora que se muda ha pensado en que yo pueda rentar uno de los departamentos vecinos. Sería divertido.
Y El Otro, ese que me vuela la cabeza mientras lo imagino compartiendo conmigo letras, cine, música y algún desayuno de vez en vez, parece no estar muy dispuesto a aparecer pronto. A veces, para ser sincera, dudo de su existencia.
________
Hoy voy invitada a dar una clase a alumnos de la licenciatura en comunicación del TEC.
Tengo un poco de miedo...
Tal vez sea que no veo muy lejano el tiempo en el que yo me sentaba en un pupitre y juzgaba si el ponente tenía la experiencia suficiente para pararse ahí, o por lo menos la onda y carisma para convencerme de que aunque su boca no estuviera llena de verdad, tenía algo interesante o divertido que compartir conmigo.
Tal vez sólo sea pánico escénico.

Saturday, January 13, 2007

Excesos

Dicen que la gente se muere de excesos. Algunos literalmente, como Eduardo Palomo que se murió de risa o como Mariana Levy que se murió de miedo.
Otros en sentido figurado, como los que se mueren de ganas o los que se mueren de hastío. Los hay que se mueren de feos o de ojetes. Nunca he oído que alguien se muera de pendejo, es una pena. Pero sí hay muertos de culpa... qué pinche.
Mi mamá, La Rubia Superior, tenía un tío cuya madre (o sea la bisabuela del bombón que esto escribe) asustada del alto nivel de cachondería de su nuera, achacaba la prematura muerte de su hijo a que su mujer lo había matado "de amor". En este entendido de los excesos, supongo. Para el caso mí tía abuela política debe haberse estado muriendo de cachonda también.

Ayer pensé que si me tenía que morir este fin de semana, quería que fuera de hueva. Que el sábado dormiría hasta que me escupiera la cama y el domingo hasta que se me floreara el ombligo.
Ahí la llevo.

Monday, January 01, 2007

Getting Old

Sí pues.
Otro año.
Hoy ha sido un día nostálgico.
Lo intenté pero no pude salir de la cama, ni de las letras, ni de la música... to pa mí, to pa dentro.
Hace muchos años que tenía ganas de estar con mis padres un año nuevo... a los cercanos les sonará increíble.
Creo que el primer año nuevo que pasé 'lejos' fue el 2000. Era novia reciente de El Artista y su familia me invitó a Cuautla con ellos. Nos fuimos desde el 25, creo. Y el 31 a las 23:50 el ojo Remi se instaló en mi carita... en medio de un ataque de dolor-cosquilla, lloraba y me reía... y las suspicacias de El Artista crecían.
El invierno siguiente, tras estrepitoso truene con el mencionado y suspicaz hombre, me di a la fuga en dirección a Madrid. Así, la llegada del 2001 me agarró con mis tíos y mi prima, cenando pato a la naranja, entre lagrimones por la reciente partida de mi otra prima. Después de las uvas y los abrazos, recibimos a los vecinos, amigos de años, y luego nos seguimos —sólo los jóvenes— a brindar por los bares del barrio.
Para el diciembre que siguió yo ya era la dulce y abnegada esposa del chico de mis sufrires. Puse mi arbolito re lindo. Decoré nuestro hogardulcehogar en total Christmas Chic y el 25 me cuadré a la tradición de mi nueva familia política: todos a brindar por el año nuevo fuera de la ciudad. Todos juntos y borrachos brindábamos, mi suegra, además de borracha estaba aterrada... por primera vez veía realmente 'perdido' a su puchunguito. Y a mi, en plena gozadera de miel sobre hojuelas post matrimonial, aún no me caía el veinte de en la que estaba metida. Feliz e inconsciente 2002.
Para la entrada del 2003 ya no era todo tan lindo. Mis padres habíanse ido a un crucero por Europa para pasar allá Navidad y Año Nuevo, con mis hermanos alosquelesalcanzóparaelplan. Obvio, El Artista y yo no fuimos... pliiiiis, si nos bastaba con amoooor. Jah. Así que tó con la familia política. Ande, por casarse. Y la suegra que se pone bien punk ese invierno. Y El Artista que la manda de puntitas por las cocas, justo el 25. Así que de retache a la ciudad, solapas. Dizque a disfrutarnos. Sí, cómo no. Terminamos pasando el año nuevo del 2003 en la casa de un desconocido —para mi— tender del histórico Bull, el afamado Mike. Solapador de cuanta peda anecdótica había en el historial post adolescente de El Artista y sus compinches. Todos pedos, todos desconocidos, todos decadentes... brindaban con sake, yagh. Yo, entablada con un vaso del tamaño de un pepsilindro que el Único Amigo rellenaba una y otra vez de absolut tonic, recuerdo haber estado realmente triste, haberme sentido francamente sola y fuera de lugar. Aunque fuera el alma de la fiesta. Aunque mis carcajadas fueran sólo como las de Garrik, un magistral reir llorando.
Meses después me divorcié. Ese invierno seguía en shock. La nochebuena hice una gran colaboración a la chimenea de la casa familiar con un montón de recuerdos. Fue mi ritual de cerrar ciclos, supongo. El 2004 lo recibí en casa de unos extraños, provenientes de Guadalajara. Había quedado con un viejo amigo periodista de "bebernos" el año nuevo. De eso nada. Fue raro. A lo sumo nos fumamos un par de toques que poco efecto nos hicieron. Mis padres, como siempre lejos, en esa idea fija de La Rubia Superior de que el Año Nuevo no se recibe en casa.
Poco después partí en busca de quién sabe qué chingados a Playa del Carmen. Así la llegada del siguiente año nuevo, 2005, me agarró allá, montada en mi macho (jaaaaah, bueno hubiera estado). Decidida a no dar mi brazo a torcer en un regreso anunciado a la ciudad. Con un noviete chacalón y malandro, que se había dado a la fuga perseguido por Dios sabe qué delitos; acosada por un mafioso de octava y amenazada por una pueblerina despechada (estaba enamorada del chacalón). Ay qué feo que estuvo. Lo único bueno fue que me adoptó la familia de La Mamá de la Cocotilla y que dulce Manolo con sus carcajadotas andaba por ahí cerca. Cómo las quiero. El Sapo Vengador, me oyó en aprietos y se fue a pasar allá el japiniuyiar. Al final se unió también La Nutrióloga, que tenía dos amigos que en su borrachera me declaraban amor total mientras tambaleábanse por la Quinta y yo pensaba: "ooooquelachinita, ¿¡por qué de estos dos no se hace uno!? por favor, que no vaya a ser éste mi destino fatal".
Para el año nuevo 2006 yo ya estaba otra vez aquí. De vuelta en el terruño familiar, después de un sustazo que nos dio Papá Doctor. Con todo, él y la Rubia Superior agarraron su patín pa la fiesta de fin de año. Corrieron al trópico y me invitaron, es cierto. Pero la verdad me entró la amarguencia y preferí quedarme. Ná de fiestas. Ná de ná. Hermanos cada quien pa su lado. Yo decidí pasarla sola, nomás conmigo, en la casa que crecí. Al final La Amistad quiso unirse a mi plan grinch. Y en realidad empezábamos a divertirnos bebiendo y diciendo babosadas cuando de repente, antes de la media noche, se fue la luz. Jaaaaaah. Vaya fiasco. Y vaya frío.

Este año se los pedí. Les dije que era importante para mi estar con ellos y estar aquí. Que los echaba de menos. Y La Rubia Superior accedió, canceló sus invitaciones para pasar la fiesta lejos y me torturó llevándome de compras el 30 para preparar la cena. Hizo una rica pierna, pidió a La Mujer de los Ojos Hermosos ayuda botanera y enchuló toda la casa. Yo se lo agradecí. Mucho mucho. Sólo quería abrazarlos y decirles que los quiero, que gracias. Aunque me vaya a dormir temprano, aunque no quiera platicar con los doctores, aunque no quiera hablar mucho ahora. Que lo que quiero sólo es saber que están aquí juntito, que me puedo acercar en silencio y recibir un cariño detrás de la oreja. Que me hagan piojito y que me soben la espalda. Nomás.