Friday, February 10, 2006

¿Será como el mingitorio?

Ayer fui al concierto #6 de música contemporánea de Lab 33. En Pasagüero. Acompañada de Daria Zen.
Y -llámenme naca o ignorante o limitada- no me gustó.

Al final, en un lugar lleno de gente que guardaba total silencio ante bloques de ruidos disonantes (en su casi absoluta mayoría), que acallaba el más mínimo murmullo para escuchar la obra de arte y que al término aplaudía enjundiosa, no pude evitar la sensación de estar en medio de una tomadura de pelo. Y no me enoja, por el contrario: me divierte; me recuerda la puntada del mingitorio de Deschamps. Será que en mi limitada percepción artística sólo me lo puedo explicar como si alguien estuviera midiendo el límite del borreguismo y el pretencionismo (¿así se dice?) de un grupo selecto de gente que se considera a sí misma conocedora o con una especial capacidad de apreciación musical. Jaaaaah, me imagino a los de Lab 33 (incluido mi querido amigo, el Editor de los Ojos Bonitos, que tuvo a bien invitarme) pitorreándose al final de cada concierto de cómo la gente de perpleja y confundida pasa a sorprendida, azorada y hasta extasiada. Muchos de ellos lo hacen para pertenecer al grupo selecto de conocedores. That’s for sure. Pero no entienden un carajo. Y es que por más que finjan, eso no se puede ocultar.

Sé que su creación parte de algo más complejo, relativo a romper formas y reglas musicales, a una manifestación rebelde del arte musical, lo cual es muy válido, claro, pero a) sólo lo entienden los músicos desde su interpretación de la partidura de madre de las partituras tradicionales, ¿no? ¿o cómo? Y b) si no soy músico y no tengo idea de que hay que transgredir al represor mundo de la tradicional escala con corcheas y bemoles, nomás me suena poco –o nada- armónico (cosa que por menos que una quiera, rompe con la percepción más común de la música).

En fin, que ni creo que todos los que estaban allí ayer sean músicos, ni me trago el cuento de que les encante lo que sonó en el lugar. Creo, sí, que quieran que les guste y por supuesto que se les note que les está gustando. Porque eso los hace diferentes. Yeah, right.

El punto es: no me gusta, no me inspira, no lo entiendo y, aunque lo respeto, me fascina pensar que se pudiera tratar de una tomadura de pelo.

A Daria no le divirtió tanto la idea, pero su parte Zen salió al quite victoriosa.

6 comments:

Mr. gonX said...

La música, para que sea música, tiene que estar compuesta por tres elementos:

Melodía
Armonía y
Ritmo

Si falta alguno de esos tres elementos entonces no es música.

Puede ser legítimamente una manifestación artística (ya saben, cualquier obra creativa humana que tenga como fin la expresión es arte), pero música no.

Lo malo es la bola de fantoches que se sienten muy cool "apreciando" el ruido.

Negra said...

Amiga, tomando en cuenta lo que comenta el buen Gonx y sumando el ruidajo que bien describes, creo que te han tomado el pelo de lo lindo!
Caíste como un chino.
Besos.

Miss Neumann said...

No hay nada que odie más en este mundo que a los "wanna be" o a los "pretenders"; o hay algo peor???

Amiga: les hubieras echado un par de jitomatazos!!!!!

Denise said...

Espero que el viaje (bus, coche, metro, caminando), la entrada (gratis, regalada, barata, cara) y el ánimo (malo, re malo, aceptable ...) no te pasaran una factura muy alta...

elisa said...

Amiguita: No pudiste haber hecho mejor y más divertida descripción del hecho. Huelga decir que suscribo cada palabra. Es como te dije ayer, escribir un poema con las palabras al revés, tan sólo para demostrar que se puede hacer algo distinto con los mismos elementos. Ja. ¿y el sentido? Porque bueno, hasta donde sé, en efecto, el sentido no tiene que ser li-te-ral, pero algo tiene que resonar en el espectador. Lo otro, con todo respeto (frase genial que usamos los mexicanos cuando le vamos a partir la madre a alguien), son chaquetas, es onanismo intelectual.
Y por lo demás, no fue tanta tortura para mi, eh. Sólo al final, que la última pieza me deshizo los oidos y me hizo amar más al carrito de camotes o al del afilador de cuchillos y tijeras.
Besos

María said...

Míster Gonx, ¡lo sabía! No así, con fundamento teórico (contribución que se le agradece) pero mi piecito -paralizado del susto- me lo decía, negándose al movimiento que casi siempre lo domina cuando hay música alrededor.
Jaaaaah, en fin. Ya nadie me cuenta. Hemos tenido la apertura y la curiosidad de asistir a la presentación de una manifestación artística, eso es todo. Y por lo demás, Denise, me divertí de cualquier forma, la compañía de Daria siempre es garantía, había amigos por ahí y tuve buenos encuentros en el lugar, así que la factura no fue problema.

Señorita Neumann ¿cómo que jitomatazos? ¡Qué actitud agresiva, eh! Que no nos guste es una cosa pero pues para eso somos individuos y diferentes todos, no?

Besos a tod@s